¿A donde vamos?

Cardenal Baltazar Porras

La crónica menor

¿A DONDE VAMOS?

Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo

Sin duda alguna, el desconcierto es uno de los estados psicológicos más peligrosos que vive cualquier persona. Porque los puntos de referencia de la vida se mueven, cambian o desaparecen. La reacción más instintiva y primaria es el temor, la duda y hasta la desesperación. Pero la mayor parte de los escenarios de la vida trastocan las expectativas ordinarias. No somos dueños de lo que está fuera de nosotros; pero sí podemos y debemos ser dueños de nosotros mismos. El proceso educativo que conduce a la madurez humana y a la fortaleza espiritual es el instrumento que hay que adquirir a lo largo de la existencia. Si no, seremos veletas al ritmo del viento que nos marcan otros.

El desarrollo tecnológico convierte a quienes detentan el poder en aprendices de brujos. Seducidos por los hilos de la publicidad y la propaganda intentan crear una realidad que no existe pero seduce. Pretenden, y a veces lo logran, domesticar y llevar a la gente al ritmo que les conviene. Por eso, la democracia, como sistema social de convivencia postula un equilibrio. El poder no se controla a sí mismo. Tiene que serlo desde fuera. Es la necesaria autonomía de los poderes para que la balanza se incline hacia el bien de los ciudadanos y no hacia quienes tienen la sartén por el mango.

Quien domestica y controla los poderes públicos y mediáticos se convierte en un dictador, en un absolutista, en un totalitario, en un manipulador. Porque la única medida del bien y del mal es su criterio y su decisión. El problema de Venezuela es la pugna por imponer una única manera de vivir, esclavizada a una ideología que ofrece lo que es incapaz de dar: fraternidad sin límites y bienestar compartido. Sólo hay imposición y desconocimiento de la otra parte. Para ello hay que ser súbdito, soldado, no ciudadano libre y autónomo.

¿A dónde vamos? ¿A dónde nos quieren llevar o a donde queremos ir? He ahí el desafío. Se requiere constancia y coraje. La libertad ni se compra ni se vende. Se ejerce.

20.- 3-5-13 (2041)