Angeles en carne viva

Por: Ramsés Uribe…

Ya nada sorprende en estos penosos días de lluviosidad inclemente y copiosa, de invierno, como dicen en el hermano país de Colombia. De más está repetir/recordar de manera exhaustiva la feísima y enconada situación sociopolítica que atraviesa nuestro país, que va incrementándose de manera preocupante, sin la aparente posibilidad de mejoramiento y donde priva quizás la incertidumbre de vislumbrar un final indeseable de inimaginables consecuencias en Venezuela. Hay posibles y tentativos escenarios con resultados diferentes. El que más queremos todos al unísono es que regrese en su totalidad el estado de derecho consagrado en  la Constitución Nacional y por extensión o a la par, la racionalidad, sensatez o el sentido común para mejor seña popular. Ya lo plantearon filósofos distinguidos y preocupados como Thomas Reid y Karl Popper, a lo largo de la historia del pensamiento occidental. Sin embargo, para gestionar las instituciones  y políticas públicas no se necesita estudiar sendas teorías filosóficas, sino ser un demócrata con una cultura aceptable, un profesional competente, sensibilidad social, inteligencia, preferiblemente, y no menos relevante, tener temor de Dios o lo que es similar, cultivar una Ética que respete los derechos humanos, políticos, jurídicos, económicos, entre otros.

La sombra maléfica aparece  otra vez en la historia venezolana con toda su arrogancia y sed destructiva como indolente, además de su deshumanización como si no hubiese mañana. Los diagnósticos del estado de cosas que padecemos son muy claros como hemos comentado en artículos anteriores. El origen de la violencia social y política también ya está determinado según analistas expertos de múltiples disciplinas desde la psiquiatría/psicología, pasando por la sociología, las ciencias políticas, el derecho, la economía, hasta llegar a las noticias periodísticas de los pocos medios de comunicación independientes aunque sufrientes, que muestran la cruda escena de la complicada situación país.

Sin embargo, gracias a Dios, según algunos sensitivos ciudadanos anónimos e inquietos, han aparecido ángeles juveniles de franela colorida y pantalón jean desteñido o con agujeros irregulares a la moda, en cada rincón de la patria de Cecilio Acosta,  inundándolo todo de esperanza infinita, amor incondicional, y entusiasmo desbordante y divertido, a toda prueba, como una contundente demostración incansable, pacífica y creativa de que hay aires de cambio, una vuelta de timón rumbo a derroteros de democracia auténtica. Acosta, fue un gran intelectual, natural del estado Miranda, muy conocido por su obra “ cosas sabidas y cosas por saberse”;  escritor, filósofo, abogado y periodista del siglo XIX,  que por cierto, está de aniversario por estos días y ha sido recordado recientemente por el artículo del eminente Cardenal Porras, titulado “Crónica menor: Bicentenario de Cecilio Acosta”. Extraemos de ese texto la extraordinaria lección de  su vida  ejemplar de humilde, buen ciudadano quien deseaba un país en paz pleno de justicia social y progreso con su riqueza equitativa para todos.

Uno de sus preclaros pensamientos de tremenda vigencia es, “no queremos que la tiranía, que busca tinieblas, tenga adoradores, ni que la ignorancia que la sirve, prosélitos”. Cualquier parecido con la realidad no es para nada pura casualidad, ni coincidencia.  A todas luces este criollo pensador constituye un ejemplo  a seguir en pro de un país mejor que el actual. Por ello recomendamos estudiar su biografía y obra no sólo en escuelas y liceos sino en las aulas universitarias, además de difundirlo por los medios masivos de comunicación y redes sociales.

La filosofía ética de Acosta es muy audaz y extremadamente equiparable al anhelo del pueblo venezolano sufriente del siglo XXI, que sueña con una nación libre de tanta corrupción e injusticia descarada e impune como nunca ocurrió en la historia contemporánea y más lejana todavía. Vale la pena que sigamos recordando a estos héroes pasados para lograr o reforzar la motivación  y empinarnos hacia el logro del futuro maravilloso que Venezuela y todos merecemos, de la mano firme de los ángeles nobles, a pesar que ya algunos han partido de regreso al Reino del Creador, por culpa de la brutalidad criminal…

profesor Nuvm de la ULA

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