Calamidad…el legado de la revolución

Periodista Nitu Pèrez Osuna

Por: Nitu Pérez Osuna…

La semana pasada les narré la odisea en que se ha convertido comer en Venezuela. Hoy les contaré el vía crucis que significa que a su carro -si lo tiene- se le descargue la batería. No hablemos de un choque o un problema en el motor, eso definitivamente no tiene compón, se quedará sin vehículo.

Volviendo a la batería le contaré que en la capital de Aragua, Maracay, ubicada a 100km de Caracas, con un poco de suerte se puede conseguir una batería Duncan de 850 amperios desde 13 mil hasta 25 mil bolívares…o más, aunque tiene como «precio justo» 5 mil bolívares, es decir el 80% del sueldo mínimo de un venezolano. Me explico: La Duncan en Maracay está ubicada en una zona popular llamada barrio San Carlos, que como en toda Venezuela, lo que impera es la inseguridad. Pues bien, amigo lector, si una llega tempranito en la mañana al terreno donde está ubicada la empresa, debe hacer una primera cola para tomar un número para que le vendan la batería necesaria para que su carro encienda.

Una de las personas con las que conversé me cuenta su odisea. «Llegué a las 7 de la mañana del pasado jueves a la Duncan y, luego de 8 horas, es decir, a las 3 de la tarde, tomé el número 956. De allí pasé a la segunda cola donde deberían entregarme la batería sólo que había un pequeño detalle, la misma me la podrían dar al lunes siguiente…la cosa no termina ahí…ya que muy amablemente, los trabajadores de la empresa me informaron que debía quedarme en el sitio con los casi 2 mil clientes que andaban en lo mismo que yo, porque si llegaba mi número y yo no me encontraba en el lugar, perdía el chance de comprar la batería requerida, ¿qué tal?»

Resulta que el conductor que necesita reponer la batería debe entonces optar por quedarse días y noches en el sitio, por lo que debe pagar 2 mil bolívares diarios a las policía para que le protejan de un asalto o pagarle a los llamados bachaqueros 4 mil bolívares diarios para que le hagan la cola.

Para que me entienda bien, amigo lector, los bachaqueros son una red muy bien organizada de comerciantes de la necesidad. Ellos compran y revenden. Mientras más manos manoseen el producto requerido, más elevado será el precio final.

«Eso no es todo» me comenta el amigo, «hay dos comisiones que ayudan a incrementar el precio aún más: una conformada por policías y otra por guardias nacionales. ¡Así como se lo digo! Mire usted, por ser estos uniformados funcionarios públicos tienen el privilegio de no hacer cola. Ellos sí las adquieren a «precio justo» y pueden comprar unas 20, mientras que el venezolano de a pie, solo le venden una. Pero lo peor es la burla de estos «funcionarios» ya que en las afueras del terreno, uniformados y con armamento al cinto, se las revenden a uno por tres, cuatro o cinco veces su valor, dependiendo de la necesidad que se tenga».

Si una batería vale 5 mil bolívares pero no puede hacer cola por 4 días promedio, y tiene que pagar a los comerciantes de la necesidad 4 mil bolívares diarios para que le guarden el puesto, le costará la batería 25 mil bolívares mínimo. Si se queda en el sitio los mismos 4 días y paga 2 mil diarios para su protección la adquirirá a 13 mil bolívares.

Usted me podrá decir que no paga ni a bachaqueros ni a escoltas y le creo. Deberá entonces pasar días sin bañarse, comiendo lo que le lleven amigos o familiares y turnándose en la cola con hijos, sobrinos o compadres por horas. Lo que les he narrado es lo que se vive en Maracay, la capital del estado que tiene como slogan «Aragua Potencia», aunque lo mismo sucede en todo el país. ¿Potencia?, será de la calamidad…que es el legado de la llamada revolución.

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@NituPerez