Carnavales 2018 en Mérida: Entre fuerte y dulce, como el guarapo

El carnaval es una de las fiestas más populares y que se celebra en un gran número de lugares de todo el planeta. En Venezuela, a pesar de la precaria situación que vivimos, las personas aprovechan para descansar, o hacen un esfuerzo por disfrazar a sus niños, o preparan un viaje a la playa o a la montaña y es que como dicen “la vida continúa”. Además, hay que tomar en cuenta que algunas actividades económicas como el turismo, logran un segundo aire cuando hay este tipo de conmemoraciones, porque suelen venir turistas y “algo se resuelve” en un sector importantísimo, pero que no escapa de los problemas que todos padecemos en el país.

El comentario de Alicia Márquez, quiosquera, al preguntarle sobre sus impresiones al respecto de los carnavales contestó con una frase que resume muy bien la situación. Ella exclamó ¡Carnavales 2018, entre fuerte y dulce, como el guarapo!

Es bueno recordad-dice el profesor Alfredo López -antropólogo y sociólogo- que aun cuando el concepto de celebrar festejos utilizando disfraces y máscaras es antiquísimo, el origen del término con el que se acabó designando a esta popular festividad debemos situarlo en la Edad Media, tras ser impuesto por el cristianismo un periodo obligado de penitencia, recogimiento, ayuno y oración que duraba cuarenta días (de ahí el término Cuaresma) y llegaba hasta el Domingo de Resurrección (Semana Santa).

Y es que los tres días previos a dar inicio a la Cuaresma se celebraban haciendo una despedida a la carne (ya que estaba prohibida consumirla) y se bautizó bajo el término ‘carnaval’ cuya etimología proviene del término italiano ‘carnevale’ y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado literal es ‘quitar la carne’ (carnem: carne – levare: quitar). Bueno, aquí en Venezuela, ya hace tiempo no consumimos carne, ni la de res, ni la de pollo, dice en tono jocoso. Pero si debemos destacar cuándo y dónde el carnaval tuvo su momento culminante de eclosión, ese fue durante la Edad Media en Venecia, en el que la ciudad italiana se convirtió en el centro social, cultural y artístico de Europa y donde la aristocracia de la época acudía con asiduidad. El hecho de colocarse máscaras y disfraces y poder mezclarse con la gente llana del pueblo, camuflándose entre ella como uno más, sin ser reconocidos, es lo que dio un empuje definitivo a los carnavales siendo rápidamente exportados hacia un gran número de poblaciones de todo el continente.

En Mérida, pese a los esfuerzos realizados, tanto por el gobierno nacional como por empresarios privados este tiempo ha sido más bien muy apagado. Salvo excepciones, donde gente con poder adquisitivo ha podido acudir a los toros o a show nocturnos, el merideño prefirió quedarse en sus casas.

Antonio Marín, trabajador asalariado- nos dijo: Mi familia y yo, antes de esta situación tan difícil, solíamos ir a pasear al páramo, pero ahora, no puedo mover mi carrito sino para lo estrictamente necesario. Tengo que cuidar los cauchos, la batería, y de verdad, no me alcanzaría el sueldo ni para brindarle a mis hijos, unos pasteles. Esta superinflación nos está matando, añadió.

Por: Arinda Engelke

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