Por: Alex Vallenilla…
El mensaje que llega desde Argentina es claro: En el continente fenece la “moribunda revolución”. El Foro de Sao Paulo ha fracasado. Argentina se pierde ante la mirada fría de un Raúl Castro que sin más remedio se sienta con EEUU, en marzo, a tratar de cerrar su ronda de negocios.
Otra jugada en el tablero. Maduro con una comunidad internacional en contra, con EEUU cercándolo, con una industria petrolera, única fuente de ingresos, en pleno proceso de parálisis por los daños en la infraestructura, con un país en plena hambruna, inflación y un grave cuadro social, con el hampa sin control y el sistema sanitario arrasado, no tiene nada que presentarle al país, ni a John Kelly, jefe del Comando Sur, quien monitorea de cerca todo y que sabe del impacto de una crisis venezolana, exacerbada.
Un cuadro que se complica, porque la pareja presidencial ahora tiene una verdadera crisis familiar, luego que los sobrinos, cayeran en Haití.
En el oficialismo, hay unos que aun se resisten a ser maduristas, han sacado sus cuentas y en estos momentos cuadran su entrega. Las cuentas son claras, en los cuadros medios y bajos, saben de la derrota para la AN. Arriba, lo saben, pero grupúsculos radicalizados aun acarician la idea de no reconocer resultados. Por lo que ambas posturas implican criterios distintos de cara a las parlamentarias y qué hacer en caso que, indudablemente, el oficialismo salga derrotado.
Los cuadros medios y bajos saben que podrían sobrevivir políticamente y que la entrega del poder significaría, tener la oportunidad de ser por primera vez oposición. Una oposición muy cómoda a una AN, que tendrá que lidiar con un Ejecutivo contrario y en medio de la grave crisis económica. Un escenario apto sólo para los no cardíacos, para los cabezas fría. Los cuadros altos que sueñan con dar el palo a la lámpara, la confrontación en los cuadros bajos y medios, es decir en las calles, contra una poblada movilizada defendiendo sus votos, sabiendo la desventaja numérica que tienen, no es una opción a considerar. Muy poco está dispuesto a inmolarse, por un régimen que también los tiene en colas, con bajos sueldos y pasando hambre.
Maduro se quedó sin la OEA, sin Caricom, sin Argentina, sin John Kelly, quien veía a Chávez con simpatías, se quedará sin cuadros medios y bajos el 6D.
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