El ahorro en una nación destruida

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

El ahorro es un excedente de cualquier bien económico, que queda al final de un periodo dado. En términos sencillos el ahorro nacional es una entrada monetaria que tiene como fin guardarlo para el futuro, y utilizarlo en atender emergencias que puedan presentarse. Existen una serie de factores que pueden afectar e influir en la disposición y están determinados por las políticas económicas del Estado.

Deben existir condiciones de estabilidad y confianza para que la población se sienta motivada para ahorrar. Y de esta manera contribuir de forma positiva o negativa, dado que a mayor rendimiento del ahorro se puede cumplir con la meta de acumulación prevista por el gobierno. Si la población no obtiene suficientes ingresos, su capacidad de ahorro es nula, y si no hay ahorro, las posibilidades de crecimiento económicas son bajas, y sin crecimiento económico será muy difícil que la población mejore su nivel de ingresos, por lo que nunca tendrá capacidad de ahorro y nunca habrá crecimiento económico.

Los últimos anuncios dados por Maduro y su corte constituyente, referidas a los instrumentos para supuestamente incentivar el ahorro, forman parte de la construcción artificiosa de realidades inexistentes. La oferta de certificados de ahorro en lingotes y en la criptomoneda petro, son propuestas fantasiosas para excedentes imaginarios. La política salarial del presidente obrero acabo con la capacidad de ahorro de la clase trabajadora. Los incrementos improvisados e inconsultos que ocurren en salario mínimo y en bono de alimentación, realizados durante el año 2018, exponen el fracaso del modelo económico y  la ignorancia de la Dictadura para instrumentar políticas, que resuelvan los profundos problemas que enfrenta la clase trabajadora.

Lo recibido no alcanza para cubrir la cesta alimentaria, en consecuencia no hay excedentes para ahorrar. Los anuncios son una bofetada para los venezolanos, son un insulto, pareciera ser una estrategia para continuar saqueando, lo poco de riqueza que queda en el país, por una casta corrupta que se niega renunciar a sus privilegios. El llamado presidente obrero olvido su condición de ser un asalariado en sus primeras etapas de su vida política, perdiendo la sensibilidad social que debía acompañar su actuación. Lejos quedo el supuesto líder sindical, para convertirse en un gobernante ajeno a la clase trabajadora y en un exquisito comensal en bacanales. La bonificación del salario coloca a los trabajadores en condiciones de miseria laboral, en la cual no hay nada que ahorrar.

La experiencia traumática que vivimos los venezolanos en la actualidad no tiene referente, las condiciones económicas, sociales y políticas reflejan una colapso total del país. A pesar de la presencia señales que muestran la gravedad de la situación, la Dictadura no manifiesta la intención de cambiar de actitud, por el contrario se empecinan en mantener el rumbo radicalizando sus posiciones.

Lo concreto es que mientras el régimen endurece su visión llevando a la nación al terreno electoral, las calamidades de los ciudadanos se profundizan, creando un ambiente delicado que puede derivar en un estado de conmoción y colapso absoluto. Venezuela ha entrado en un peligroso torbellino de ingobernabilidad y destrucción institucional, que amenaza seriamente la frágil legitimidad jurídica y política del gobierno, visto su trágico naufragio económico. Las evidencias prácticas del desastre económico trascienden las fronteras nacionales y el mundo observa con estupor el cuadro desolador que expone el país, en todos los órdenes.

Nadie jamás pudo haber pensado que nuestro país pudiera llegar a los niveles de catástrofe descomunal que experimentamos en lo económico, social y político. Posiblemente el hecho de no vivir una experiencia traumática como la actual en el pasado reciente, nos tiene en una total apatía, desorientados, sin entender y comprender la gravedad de la situación que afrontamos. La canalla mediática del gobierno, construye escenarios irreales que contradicen las realidades diarias que los ciudadanos vivimos, las ofertas de ahorro son un total engaño para sembrar condiciones imaginarias en el entorno financiero. Como se puede ahorrar si no hay excedentes y no existen condiciones de estabilidad.

Ante una hiperinflación creciente, es lógico que el ciudadano de forma racional intente proteger su patrimonio en moneda foránea. El “lingotito” es una promesa falsa y el “petro” es un criptoengaño, por lo tanto es un fracaso anticipado. No hay políticas económicas coherentes, entrelazadas para resolver los graves problemas presentes; hay un conjunto de conjuros, pócimas y deseos totalmente inútiles impuestos a la fuerza. Las naciones que vivieron escenarios similares reflexionaron y lucharon para recuperar el sendero, construyendo una propuesta de futuro para su pueblo. No podemos permitir que la gestión nefasta, encabezada por esta supuesta unión cívico-militar nos mantenga en el fondo, condenados a la fatalidad. Para finalizar debo extender mi felicitación a la FACES-ULA, por conmemorar en estos días los 60 años de la creación de nuestra facultad. Que con mucha mística y sacrificio realiza esfuerzos para sobrevivir en este mar tormentoso, impuesto por este régimen decadente e ignorante.   

ULA – FACES

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