El Big Ben Deportivo: El gran «Gabo»

Por Andrés E. Mora M. (٭)

“Los grandes entrenadores más que entrenar, negocian con sus jugadores, es gente muy lejana del autoritarismo, quizás porque se han dado cuenta de que ahora mismo ya no se puede ser de otra manera”

(Jorge Valdano, ex futbolista y entrenador nacido en Argentina. Miembro de la selección “albiceleste” que en México 86 se tituló bicampeón mundial al vencer en la final a Alemania Federal 3×2 siendo el segundo gol argentino de su autoría)

El gran “Gabo” y su pasión por el futbol  

 

El gran “Gabo” y su pasión por el futbol   El inigualable Gabriel García Márquez, el flamante ganador del Premio Nobel de Literatura 1982 y que cuya muerte, el pasado 17 de abril, nos conmovió a todos los que aun nos encontramos sobre la faz de la tierra haciéndole frente a los avatares de la vida, fue un gran seguidor del futbol e hincha número 1 del Junior de Barranquilla. El oriundo de Aracataca, en el departamento del Magdalena, Colombia, localidad que sirvió como referencia geográfica del imaginario “Macondo” pueblo fundado por José Arcadio Buendía en su laureada novela Cien años de soledad, dejó plasmada en una icónica crónica las reflexiones acerca de su primera experiencia en un estadio y que tuvo que ver con un duelo entre el Junior de Barranquilla y Millonarios de Bogotá. En ese texto donde Gabito recurrió a la analogía e imaginó el hubiera, dedicó frases a quien años después, se convirtió en ídolo del Real Madrid, en ese entonces con Millonarios, Alfredo Di Stéfano, la “saeta rubia”. Este artículo que lleva por título El Juramento lo escribió, en junio de 1950, un Garcia Marquez de apenas 23 años y forma parte de “Textos Costeños. Obra Periodística I. (1948-1952)”, una recopilación de los primeros escritos de ese joven veinteañero que con el tiempo se convertiría en el monstruo de la literatura de habla hispana. A continuación se reproduce el texto en su totalidad por lo que los invitamos a que disfruten del talento del, para ese entonces, imberbe muchacho que, en sus primeros pasos en el periodismo, dejó bien marcada la huella entre la perpetuidad de la relación futbol – literatura a través de estas breves líneas.    

EL JURAMENTO (Junio 1950)

Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado. Alfonso y Germán no tomaron nunca la iniciativa de convertirme a esa religión dominical del fútbol, con todo y que ellos debieron sospechar que alguna vez me iba a convertir en ese energúmeno, limpio de cualquier barniz que pueda ser considerado como el último rastro de civilización, que fui ayer en las graderías del municipal.

El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo. Ahora me explico por qué esos caballeros habitualmente tan almidonados, se sienten como un calamar en su tinta cuando se colocan, con todas las de la ley, su gorrita a varios colores.

Es que con ese solo gesto, quedan automáticamente convertidos en otras personas, como si la gorrita no fuera sino el uniforme de una nueva personalidad. No sé si mi matrícula de hincha esté todavía demasiado fresca para permitirme ciertas observaciones personales acerca del partido de ayer, pero como ya hemos quedado de acuerdo en que una de las condiciones esenciales del hinchaje es la pérdida absoluta y aceptada del sentido del ridículo, voy a decir lo que vi –o lo que creí ver ayer tarde– para darme el lujo de empezar bien temprano a meter esas patas deportivas que bien guardadas me tenía. En primer término, me pareció que el Junior dominó a Millonarios desde el primer momento. Si la línea blanca que divide la cancha en dos mitades significa algo, mi afirmación anterior es cierta, puesto que muy pocas veces pudo estar la bola, en el primer tiempo, dentro de la mitad correspondiente a la portería del Junior. (¿Qué tal va mi debut como comentarista de fútbol?).

«No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas»

Por otra parte, si los jugadores del Junior no hubieran sido ciertamente jugadores sino escritores, me parece que el maestro Heleno habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas. Su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus desenlaces rápidos y sorpresivos le otorgan suficientes méritos para ser el creador de un nuevo detective para la novelística de policía. Haroldo, por su parte, habría sido una especie de Marcelino Menéndez y Pelayo, con esa facilidad que tiene el brasileño para estar en todas partes a la vez y en todas ellas trabajando, atendiendo simultáneamente a once señores, como si de lo que se tratara no fuera de colocar un gol sino de escribir todos los mamotretos que don Marcelino escribiera. Berascochea habría sido, ni más ni menos, un autor fecundo, pero así hubiera escrito setecientos tomos, todos ellos habrían sido acerca de la importancia de las cabezas de alfiler. Y qué gran crítico de artes habría sido Dos Santos –que ayer se portó como cuatro– cortándole el paso a todos los escribidorcillos que pretendieran llegar, así fuera con los mayores esfuerzos, a la portería de la inmortalidad. De Latour habría escrito versos. Inspirados poemas de largometraje, cosa que no podría decirse de Ary. Porque de Ary no puede decirse nada, ya que sus compañeros del Junior no le dieron oportunidad de demostrar al menos sus más modestas condiciones literarias.

Y esto por no entrar con los Millonarios, cuyo gran Di Stéfano, si de algo sabe, es de retórica.

No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien. Y creo que va a ser a mi distinguido amigo, el doctor Adalberto Reyes, a quien voy a convidar a las graderías del Municipal en el primer partido de la segunda vuelta, con el propósito de que no siga siendo –desde el punto de vista deportivo– la oveja descarriada.

El Big Ben en la historia de la Copa Mundial – Francia 1938

La III Copa Mundial de Futbol se llevó a cabo en Francia entre el 4 y 19 de junio de 1938. La gran final, realizada en el “Parc des Princes” de Paris, fue disputada entre las selecciones de Italia y Hungría y ganada por la primera con marcador de 4 – 2. De esta manera Italia se consagraba al convertirse en el primer país en lograr el bicampeonato.

Este torneo tuvo la característica de ser el último evento deportivo de alcance internacional previo a la II Guerra Mundial y de ser la tercera copa del mundo consecutiva en donde un boicot se llevaría a cabo. Este nuevo saboteo se originó al no ser respetado la alternabilidad de la sede, entre Europa y América, que estableció la FIFA desde un principio y que suponía caería en un país sudamericano, en este caso Argentina, la organización de la tercera edición de este campeonato. Sin embargo, la presión e influencia del presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet, que quería que el mundial se realizara en suelo galo, hicieron que la sede se le otorgara a Francia. Ante esta situación Argentina, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guayana Neerlandesa, México y Uruguay rehusaron participar. Brasil no se asoció con el boicot de los equipos americanos ya que tenía intención de organizar el mundial de 1942.

Por otra parte, los hechos bélicos que se estaban desarrollando en diferentes partes del mundo jugaron también un papel importante en la ausencia de otras naciones a esta cita mundial. España, uno de los países más fuertes de Europa y que había sido eliminada en 1934 por el apoyo arbitral a Italia, se encontraba desde 1936 en una cruenta guerra civil. Aquel gran equipo español se había desintegrado. Otro gran equipo de la época, la Austria del “wunderteam”, había conseguido su calificación al Mundial. Sin embargo, los acontecimientos que se precipitaban en Europa, dieron como consecuencia la decisión del Reich alemán de anexarse a Austria, acción conocida como “Anschluss”. De ese modo, desaparecía Austria como país y su participación en el Mundial era imposible. Por si fuera poco, la segunda guerra sino-japonesa impidió la participación de China y Japón. Finalmente, de los 69 países inscritos originalmente, se contó con un total de 15 equipos participantes: 12 europeos, incluyendo al local Francia y al campeón Italia, lo que significó que por primera vez el campeón clasificara automáticamente, más dos americanos, Brasil y Cuba y un asiático, Indias Orientales Holandesas (actual Indonesia), que curiosamente clasificó sin jugar ni un partido debido a la renuncia de Japón. Como anécdota, este modesto equipo contaba entre sus filas con un integrante que usaba lentes para jugar: su capitán Achmad Tawir.

Otras dos peculiares anécdotas son dignas de reseña. La primera tiene ver con el Brasil Vs Polonia, último juego de los octavos de final, que se llevó a cabo en Estrasburgo en medio de un torrencial aguacero y en donde el equipo amazónico terminó imponiéndose 6 a 5. En ese desafío Leonidas, delantero de Brasil y la figura indiscutible de esta copa, marcó uno de los goles descalzo tras perder una de sus botas. La otra anécdota ocurrió entre Rumania y los sorpresivos cubanos en el marco del partido de desempate que debieron realizar después de finalizar empatados en el encuentro de octavos de final. El mejor hombre de los cubanos, su arquero Carvajales, no alineó en este encuentro motivado a un hecho insólito: fue invitado por la radio cubana a comentar ese partido de desempate. A pesar de esa inexplicable baja, los antillanos pudieron remontar y se impusieron 2-1 con Juan Ayra, el segundo arquero, en plan protagónico. De esta manera Cuba avanzaban a la siguiente ronda, repitiendo la actuación de los Estados Unidos en 1930, como representante de la aún no nacida CONCACAF.         .

Fuentes:

1.-http://www.diez.hn/otrassecciones/noticiasdelmundo/653989-99/el-d%C3%ADa-en-el-que-gabriel-garc%C3%ADa-m%C3%A1rquez-am%C3%B3-el-f%C3%BAtbol

2.- http://es.wikipedia.org/wiki/Copa_Mundial_de_F%C3%BAtbol_de_1938

3.- http://colgadosporelfutbol.com/las-mejores-anecdotas-del-mundial-de-francia-1938/

(٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo

aemora@gmail.com, @amoramarquez