El Big Ben Deportivo: Una Rosa con corazón merideño

Rosa DíazPor Andrés E. Mora M. (٭)…

“A pesar de perder el primer set 12/15 – luego de 31 extenuantes minutos – teníamos mucha confianza en nosotras mismas, sabíamos que podíamos ganar. Esa sensación no hizo sino crecer cuando les vimos la cara a la pareja cubana durante el corto receso para el inicio del segundo set, ¡sorpresa, las número tres del mundo estaban preocupadas! No podían creer que – la pareja de venezolanas que usualmente arrollaban y que fácilmente cedían ante la gran experiencia de ellas – las estuviéramos enfrentando de tu a tu, y – para colmo – en la semifinal de un evento regional. Convencidas de nuestro buen juego, el segundo set lo ganamos 15/13 después de 28 minutos de una batalla encarnizada allá en Veracruz, en el Pabellón de Pelota Vasca. No había otra, todo se decidiría en el tercer set. Después de 19 minutos de mucha tensión con alternativas de lado y lado el encuentro se decidió a favor nuestro con marcador de 10/8. ¡Qué maravillosa sensación! Sabíamos que la revancha llegaría, ¡y en qué momento llegó! Imagínate, sacar a una potencia como Cuba de la final y entrar nosotras a enfrentar a México – las actuales campeonas mundiales – por la medalla de oro. ¡Fue un momento mágico!”, quien habla así de emocionada y con la brillantez de unos ojos que delatan el paso por su memoria de todas esas invaluables imágenes es Rosa Díaz, integrante de la selección nacional de pelota vasca que, haciendo pareja con Estibaliz Barreda, obtuvo la medalla de plata en la modalidad de pelota de goma 30 metros doble femenino de los juegos Centroamericanos y del Caribe – Veracruz 2014.

Esta agraciada, alta y esbelta muchacha de 25 años de edad se encuentra conversando con nuestro buen amigo Ingenuo Sinduda en las inmediaciones del emblemático “Monumento a Simón Rodríguez” – maravillosa pieza de arte salida de las creativas manos de la escultora Adela Tarnawiecki, una peruana que hizo de Venezuela su nueva tierra y de Mérida su nuevo hogar – asentado en la plaza de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Los Andes, en Mérida. Este es el sitio ideal para que Rosa – estudiante del último año de Educación Física de la Escuela de Educación – tenga esta agradable tertulia con el profesor jubilado de la Facultad de Ciencias y amante del deporte. “Y no nos ganan de nuevo, téngalo por seguro profe” e inmediatamente le regala su radiante y blanquísima sonrisa a Ingenuo y al maestro del Libertador, que pareciese sonreír con ella. Rosa junto a las jovencitas María Alejandra Borges y Diana Rangel, estas dos últimas representantes del talento emergente de este deporte, son las tres merideñas que tienen el enorme privilegio de conformar – al lado de Estibaliz Barreda, la más experimentada de las cuatro pelotaris – la columna vertebral de la selección femenina de pelota vasca. “Así serán las condiciones y talento que ustedes poseen, que se adueñaron de tres puestos en el equipo nacional de una disciplina que – hasta hace pocos años atrás – eran ocupados casi exclusivamente por habitantes de la Región Capital. Recordemos que el Centro Vasco de Caracas – ubicado en El Paraíso – es el lugar en Venezuela con mayor tradición en este deporte y, por ende, cuenta con instalaciones más que apropiadas para su práctica”, acota Ingenuo que se siente tan orgulloso como el padre de Rosa.

“Tuvimos la oportunidad de viajar 20 días antes del inicio de las competencias a la ciudad de Toluca – que sirvió de sede del Campeonato Mundial celebrado en septiembre – en donde hicimos una base de preparación que nos sirvió de mucho”, le comenta Rosa a su interlocutor de lo que considera fue una acertada estrategia de la federación. “Lástima que para la preparación en el país no se cuente con el mismo apoyo. Figúrate que mis padres me pagaron un preparador físico para encarar, con la mayor posibilidad de éxito, el reto de dejar muy en alto el nombre de nuestro país en los juegos de Veracruz”, Rosa le hace ver la otra cara de la moneda a un atento Ingenuo.
“Desde que salimos de Maiquetía hasta que regresamos de nuevo al terminal internacional del aeropuerto Simón Bolívar fuimos atendidos de manera excelente. La estadía en tierras mexicanas fue de primera. Teníamos hasta una nutricionista que atendía los requerimientos de todos los atletas incluyendo a aquellos que, como yo, somos vegetarianos”, comenta con entusiasmo Rosa. “El único problema fue llegar y salir de Maiquetía. El traslado desde y hacia el lugar de origen de los atletas era responsabilidad de nosotros mismos”, le dice Rosa con un dejo de inconformidad a un Ingenuo que se sorprende al escuchar lo inaudito del comentario. “En general la experiencia vivida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe fue extraordinaria. Nada que ver con la pesadilla que pasamos para asistir al mundial de Toluca en septiembre de este año”, se despide una fresca y alegre Rosa que se retira para cumplir con su responsabilidad de votar en los comicios estudiantiles de gobierno y cogobierno que tuvieron que ser repetidos – en la Facultad de Humanidades y en el Núcleo Universitario Rafael Rangel de Trujillo – como consecuencia de la arremetida, hace quince días atrás, de los conocidos grupos de motorizados que encapuchados y armados le rinden culto a la violencia y a la sinrazón.

Ingenuo agita su brazo en respuesta a Rosa que, a lo lejos, agita su mano en señal de despedida. Al tiempo que mira cómo Rosa se aleja, reflexiona “Esta muchacha de verdad me sorprende. Para nada se desanimó después de la traumática experiencia del mundial. Para ir a Toluca tuvo que endeudarse porque las divisas – ¡que nefasto ha sido el control de cambio! – no salieron a tiempo. Como en Venezuela, pasajes ¡No hay! tuvo que salir por Cúcuta y tardarse tres días para llegar a su destino. Idéntico viacrucis para el regreso. Mientras tanto la moderna flota de aeronaves de la “nueva PDVSA” está a disposición de las “colitas” requeridas por funcionarios del alto gobierno o requeridas por gobernantes o exgobernantes extranjeros amigos de la “revolución”. Pero nunca a disposición de una delegación de atletas que van a un mundial de una disciplina deportiva a representar a un país llamado Venezuela. ¡Qué triste realidad!”

Rosa Díaz es ejemplo de tesón, trabajo, dedicación y deseos de superación. Es una rosa con corazón merideño.

(٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo
aemora@gmail.com, @amoramarquez