El Caminante: Insomnio en tiempo de crisis

Por: Valentín Alejandro Ladra…

Es indudable que el insomnio no es un problema de vejez, aunque la forma de dormir y la necesidad de determinadas horas de sueño se pueden modificar con el paso de los años.

Es interesante señalar que los niños y jóvenes tienen por lo general más necesidad de dormir, mientras que con el avance de la edad las horas de sueño se tornan cada vez menos, se van reduciendo en forma sorprendente.

Pero, cuando existe mucha agitación mental unida a situaciones de índole emocional, ocurre una crisis que puede conllevar a graves consecuencias.

Hoy esto se vive en Venezuela. Muchas personas, especialmente los mayores de 30 años, me han dicho que tienen serios problemas de conciliar el sueño. Las causas son puntuales: desazón, depresión, angustia, nerviosismo, incoherencia, pesadillas, impotencia ante situaciones adversas, temores, problemas, nervios y pare de contar.

El buen dormir es una excelente terapia, en todo sentido. Es el descanso del cuerpo, de la mente, de las emociones. Pareciera calmar el estrés, aplacar el sistema nervioso y regular el metabolismo. El descanso, por consiguiente, hasta unos minutos en el día, en horas de trabajo o actividad, no sólo es necesario sino imprescindible. Y máxime si la situación angustiosa de la vida actual lo requiere, con urgencia.

Si se pasa una noche sin dormir esto podría ocasionar serias dificultades no sólo mentales sino también físicas y emocionales. Se requiere ir a un especialista. La meditación es una ayuda. Retirarse a la naturaleza, recobrar el equilibrio es otra respuesta positiva. Pero sucede que las situaciones tensas en el día, donde el individuo no encuentra la solución a sus problemas inmediatos, a él mismo y peor aún a su propia familia, crea un vacío sumamente peligroso para su salud global.

Entre los casos más comunes de insomnio encontramos a la persona que se pasa dando vueltas en la cama, una y otra vez, hasta caer en cierto grado de desesperación. Otros individuos pueden tardar más de media hora y hasta más en conciliar el sueño. O se despiertan varias veces en la noche, en horas dispares. O en la madrugada abren los ojos y ya les es imposible volver a dormir. Algunos pueden tener alteraciones en la respiración, lo que se denomina apnea.

Investigadores norteamericanos, como el doctor  Charles Czeisler, han encontrado que el organismo humano parece ser mucho más sensible a la luz de lo que se pensaba anteriormente, y en algunos casos es uno de los factores que modifica el llamado reloj biológico.

Estos investigadores han comenzado a realizar terapias y tratamientos de algunas dolencias del sueño y su vínculo estresante. Recomiendan antes que nada mantener una disciplina personal. Es decir, acostarse y levantarse a la misma hora. Tratar de realizar ejercicios a diario. Es otra manera efectiva de combatir las formas silentes, terribles, del flagelo del estrés. Una actividad física reposada o moderada de dos a cuatro horas antes de dormir es benéfica para el sueño.

Y mucho menos se debe beber alcohol ni fumar antes de dormir. Incluso en pequeñas cantidades o dosis es sumamente negativo, pues es uno de los factores que puede producir el estrés y promover las dificultades del sueño normal. También se deben evitar las bebidas que contengan cafeína en horas de la tarde o la noche, pues son estimulantes. Se aconseja un vaso de leche tibia o chocolatada, un té de manzanilla o un jugo no ácido.

Se debe ser sano y fuerte en espíritu. Vital, dinámico y mucha autoestima ante todas las adversidades. Sentirse útil y siempre joven, que todo lo puede resolver, sin precipitarse. La revista especializada “El médico y la medicina deportiva”, señala en su informe de los investigadores de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, que “lo más importante es que la gente que continúa haciendo ejercicios no demuestra el impacto de la edad en su estado físico, y los problemas con los cuales se enfrentan lo reparan con un buen dormir”.

El poder aeróbico y la presión arterial son factores importantes en la salud mental, espiritual y del sistema cardiovascular.

El problema del estrés en tiempos dramáticos, como ocurre hoy día en nuestro país –no hace falta señalarlo ya que todo el mundo lo conoce- es sumamente grave, tanto que cada día nacen en el mundo nuevas instituciones y centros de rehabilitación y prevención al comprender su mortalidad, que ataca a todos por igual como si fuera una epidemia moderna.

No deja de alarmar, no sabría llamarlo algo inédito o más bien vergonzoso, una noticia de hace unos años que apareció en muchos periódicos del mundo, sobre la creación de “la primera revista italiana sobre suicidios”.

Así está nuestro vapuleado planeta. Y ni hablar de Venezuela.

(Extracto de uno de los capítulos de mi libro “Manual Antiestrés”, Caracas 1991).

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