El país de los pies descalzos

Una bolsa llena de zapatos usados,  en una calle vacía y sucia, pronto se convirtió en un atractivo para la gente que pasaba por el lugar. Muchas personas, no indigentes, precisamente, se sintieron atraídos por averiguar, si  algún par le quedaba a su medida y en consecuencia podían llevárselo a su casa. Esa bolsa se convirtió en un tesoro porque ahora en Venezuela es casi imposible  comprar un calzado. Sus precios son astronómicos y representan algo así como 14 salarios mínimos, y eso, lo más baratos que haya en el mercado.

Los altísimos costos de cualquier modelo obligan  a que el ciudadanos común, suspire, triste y resignado ante los escaparates de las zapaterías, que dicho sea de paso, tampoco es que tengan mucha mercancía que ofrecer. Y es que la crisis económica que nos agobia y que afecta la adquisición de cualquier producto, llámese ropa, artículos de aseo personal, comida, medicinas obliga a racionalizar el gasto y dedicarlo a lo que es prioritario: alimentación y medicinas. De tal manera que comprarse un par de zapatos, aun cuando sea una necesidad, ahora es un lujo al que tenemos que renunciar. 

Los zapatos rotos

María es una estudiante de medicina. Nació y vive, junto a su familia campesina en Santa Bárbara de Barinas. Entró  a estudiar en la ULA y con mucho esfuerzo sus padres le mandan algo de dinero para su manutención, pero María trajo apenas dos pares de zapatos, y uno  de ellos, de tanto trajinar, ya se le rompió. Ella relata, como si se tratara de una novela de Charles Dickens, que recorrió muchas tiendas tratando de encontrar  algún calzado que le permitiera seguir caminando “pero, fue imposible-comenta la joven-yo no puedo pagar lo que me piden. “Trataré de arreglar los mío, y ojala queden bien, porque habría que vender muchas verduras para alcanzar la cifra de 60 millones para adquirir unos nuevos.

Luisa Molina, madre de dos niños en edad escolar, está sumamente preocupada. A sus hijos ya no le quedan los zapatos,” mis hijos han crecido y le aprietan en sus piecitos “. Y si a los exorbitantes precios de los zapatos, incluso, de los más pequeños, se le añade el resto de la indumentaria requerida para asistir a clases ¿qué va a pasar cuándo toque llevarlos al colegio?, se pregunta la señora, muy compungida. 

En una artículo de “Finanzas Personales” se da una clara explicación de la importancia de usar buenos zapatos:” Los pies resisten todo el peso del cuerpo y están en constante actividad durante el día. Bien sea que se esté de pie, en movimiento o incluso sentado, esta parte del cuerpo realiza un esfuerzo considerable que solo puede ser contrarrestado con un buen calzado. Por este motivo, más que un accesorio, los zapatos son una prenda importante para la salud”.

Los precios en Venezuela, están dolarizaos-señala Carlos Pérez-distribuidor de botas y el sueldo llega escasamente a un dólar, entonces, queda clarísimo que el ciudadanos común no puede comprar calzados y en general cualquier artículo de vestir. Es muy lamentable lo que nos está pasando. Toda la población está cayendo en un abismo y no parece haber ninguna red que nos ataje de caer al precipicio.

Seis zapatos para la acción

Edward de Bono, escritor, psicólogo graduado en la Universidad de Oxford, publicó un libro llamado “Seis zapatos para la acción” y sostiene que el calzado implica acción. Si usted no va a ninguna parte dice- no necesita zapatos. El calzado, como la acción, está destinado para llegar a algún lugar .Las situaciones diferentes requieren maneras de actuar diferentes. En este sentido podríamos hacer la pregunta ¿y es que en Venezuela no vamos hacia ningún lado y por eso no necesitamos zapatos? ¿Es que la situación de incertidumbre y desasosiego nos tiene paralizados? ¿Es que esperar un milagro que nos saque de esta crisis tan profunda se ha convertido en la única manera de permanecer?

Nuestra calidad de vida, dejó de ser de calidad y ahora solamente es de sobrevida En los actuales momentos, factores como: capacidad adquisitiva, vivienda, acceso a servicios públicos, comunicaciones, ambientes limpios, transporte adecuado y otros que conforman el entorno social y que influyen sobre el desarrollo humano de una comunidad, están presentes en nuestro país.. Hay un deterioro acelerado de todos ellos y con el paso del tiempo seguimos sin respuestas y mucho menos soluciones a los gravísimos problemas que enfrentamos como comunidad.

Buscar calzados en una bolsa de basura, no debería ser la opción, pero las circunstancias, a veces nos sobrepasan, y en este momento más.

Arinda Engelke 
Fotografía: Violeta Santiago