El peor tipo de escasez

Por: Fernando Luis Egaña…

No es la escasez de alimentos, o de medicinas, o de productos de aseo, o de repuestos. No. Es la escasez de esperanza, la forma más dañina de escasez. Porque la esperanza es vital para mantener e impulsar la lucha, y la lucha política es esencial para superar la hegemonía, y superarla es indispensable para reconstruir la república y para que Venezuela tenga un futuro digno. Sin escasez de lo bueno.

La esperanza debe ser alentada y debe ser cuidada. Se la perjudica con el pesimismo obsesivo o patológico. Porque una cosa es que la realidad del país sea trágica, y otra que la tragedia sea el horizonte de las actitudes. Se la perjudica, también, con los incordios de quienes representan o buscan representar una alternativa democrática al poder establecido.

Las falsas expectativas tampoco ayudan, porque la insatisfacción genera desaliento. La hegemonía es ducha en manipular las expectativas de sus oponentes y críticos, y no se le debe seguir el juego. Plantear las situaciones y las opciones con sinceridad no significa pintar un panorama imposible de transformar. Acaso al contrario.

Siempre es preferible tener los pies sobre tierra firme y no sobre arena movediza. Por eso hay que llamar las cosas por su nombre. Sin tantas vueltas ni adornos. Pero sin perder el sentido constructivo y perseverante del esfuerzo. El que se cansa pierde, y muchas veces el cansancio viene como consecuencia de la frustración y los conflictos internos.

¿Hay escasez de esperanza en Venezuela? Sin duda que la hay. La mega-crisis agobia al conjunto del país, y no se ven salidas claras. Sin embargo, la misma profundidad y extensión de la mega-crisis es una oportunidad para el cambio sustancial, de verdad, de fondo. Y ello requiere de unidad en la lucha democrática y de mayor intensidad, de más beligerancia.

El desgobierno de Maduro está debilitado y sigue debilitándose. Pero ello lo pueden compensar si continúan las diferencias entre la dirigencia y vocería opositora. Por eso es tan importante que esos desarreglos queden a un lado y se empuje con toda la fuerza posible en una dirección de cambio democrático. Eso fortalecería el ánimo, el compromiso y las ganas de luchar. Y daría esperanza, que mucha falta hace en este tiempo de tanta mengua.

El peor tipo de escasez es la escasez de esperanza. Y la esperanza se puede producir en Venezuela, en calidad y cantidad suficiente para la reconstrucción del país.

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