Emprendimiento 7 Suramérica recorrió Bogotá

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Arribé a la ciudad de Bogotá el día 20 de marzo, cerca del mediodía, un ligero cielo gris me recibió. Me instalé en Funza que es un pueblo ubicado a las afueras de Bogotá a unos 40 minutos del portal 80 de Transmilenio. Mi anfitriona en esta parada fue una gran amiga, la Ingeniero Ambiental María del Pilar Delgado; allí dejé mis mochilas y equipos y me dispuse a recorrer la ciudad. Cuatro días me esperaban para adentrarme en la capital de Colombia, para explorarla, adentrarme en sus detalles y en sus enredaderas.

Bogotá es una ciudad compleja, es gigantesca, tiene ocho millones de habitantes, posee un ritmo realmente frenético, sin duda alguna uno de los aspectos que más afecta a sus ciudadanos es la movilidad, porque el tema de transporte  está colapsado, las horas pico por ejemplo, suelen ser una locura, llenas de gente, de estrés, de movimiento y las personas sumergidas en esa jungla de concreto se les siente la ansiedad por llegar rápido a la reunión, al trabajo, al compromiso, ese ritmo lo aprecias y lo sientes en la ciudad, brota.

Sin embargo, esto tiene una doble lectura, es impresionante el sentido de trabajo del colombiano, del bogotano en este caso, los “rolos” como les llaman, son personas realmente trabajadoras, que se las ingenian para avanzar, que tienen como valor primordial el esfuerzo y la lucha para salir adelante. “Este man es un berraco” se escucha con admiración para aquel que emprende a múltiples niveles y no se deja derrotar por un sistema complejo y en muchos casos injusto y desigual (la sociedad misma). Me sorprendió mucho como “el camello” (trabajo) se valora, cosa que en otras ciudades no se hace tan evidente, no se siente tan fuertemente como lo percibí en Bogotá. Seguramente la dinámica ciudad hace que necesites “ponerte las pilas” si o si, de lo contrario la marea te pasa por encima.

El clima es frío en líneas generales pero intercalado de rayos solares intensos y acalorados en muchas ocasiones, durante los cuatro días de mi estadía estuvo agradable, aunque el segundo día cayó un aguacero torrencial, de las gotas más gruesas que he sentido en una ciudad cuando llueve, de hecho en ciertas zonas cayó granizo a nivel de las pantorrillas, fue asombroso. Bogotá está construida sobre un gran humedal, los españoles hace muchos años lo llenaron de pinos y eucaliptos para poderlo secar y así construir, esto hace que sufra mucho cuando hay lluvias porque se suele inundar, dicen por allí que el agua tiene memoria y siempre regresará donde alguna vez estuvo, entonces cada vez que ocurren estos temporales ciertas zonas colapsan.

Volviendo a mi recorrido por la ciudad, me generó grandiosas sensaciones, ciudad diversa, ciudad de múltiples sabores, tuve la oportunidad de probar variedad de platillos, comí chicharrón en la calle, empanadas de carne molida con arroz donde el ají no podía faltar, salpicón (cóctel de frutas) que es el equivalente a la tizana venezolana, obleas con arequipe, ajiaco Santafereño que es una sopa típica de Bogotá, bandeja paisa (fríjoles, arroz, aguacate, chicharrón, carne molida en polvo, arepa y chorizo) que se asemeja al pabellón criollo venezolano y patacones.

De una cultura extraordinaria, son infinitas las posibilidades que ofrece esta urbe, mi lugar preferido fue el centro de la ciudad: “La Candelaria” uno de los barrios más antiguos de Bogotá, caminar por esas calles es realmente espectacular, bohemio, colorido e inesperado, descubrir estatuas improvisadas en los techos de algunas de las casas, encontrar bares escondidos por el Chorro de Quevedo (donde empezó todo) para escuchar salsa brava o un buen clásico de rock y pasar por el Museo del Oro y El Museo del Banco de la República, allí puedes encontrar desde Boteros hasta un Dalí, llegar hasta la Plaza de Bolívar con su imponente catedral y la vista de Monserrate, donde en su cima y luego de una fresca caminata se puede observar toda la ciudad, gigante, y diversa. Estuve en la torre Colpatria, el edificio más alto de Colombia desde donde se puede ver en perspectiva la ciudad de noche. Caminé zonas emblemáticas como La Macarena (pasaje gastronómico genial), Chapinero, la zona rosa de Bogotá o Usaquen.

Caso exitoso de emprendimiento en Bogotá: Fotografía participativa

En Bogotá tuve mi segundo caso exitoso de emprendimiento que fue muy interesante, ya en Mérida había documentado un caso exitoso de emprendimiento con criterios de sustentabilidad para una universidad, en esta ocasión fue un tema totalmente distinto, pues se trató de una joven fotógrafa independiente, Matte Gómez.

Conversar con ella, entrevistarla me resultó muy interesante porque me permitió vislumbrar lo que va a ser esta compilación de 7 casos exitosos de emprendimiento y sustentabilidad, donde entiendes que emprendedor puede ser una persona independiente o trabajador de alguna organización, una empresa privada o ente público, una fundación o una ONG, en definitiva la variedad es amplia y en este proyecto se van a abarcar las distintas figuras posibles.

Matte Gómez es una joven colombiana que dedica su vida a la fotografía, donde lo más interesante es el enfoque que le ha dado a su trabajo y cómo constantemente lo va perfilando, construyendo y consolidando. Su trabajo consiste en la fotografía participativa o fotografía social, donde hay una búsqueda de fondo de enseñar a hacer fotografía, dar las herramientas de conocimiento y capacitaciones necesarias a las personas para que ellas, a través de talleres interactivos que la misma Matte se ha ideado, sepan aplicar ciertas técnicas de fotografía para que luego apliquen el conocimiento aprendido y en conjunto construyan un trabajo. La prueba de esto es su último trabajo que se llama The Other Window, el cual se hizo con muchas personas de Bogotá en primera instancia, luego de distintas regiones de Colombia hasta abarcar algunos rincones del mundo.

Lo que se hizo fue crear una guía dinámica para enseñar a las personas participantes del proyecto a cómo utilizar la técnica de cámara oscura, porque se requería para este trabajo, entonces en primer lugar se contactaron las personas, se les enseñó a utilizar la técnica para que ellas mismas hicieran las fotos y luego se realizó una compilación del conjunto y con el criterio de Matte y su construcción filosófica y técnica del proyecto se hizo el todo, donde el sentido de fondo fue el interior y el exterior de una persona, el lugar donde sueña, el lugar donde piensa, donde reflexiona: su habitación. ¿Qué hay por dentro? Digamos que un reflejo del exterior por dentro de cada uno y cómo cada persona lo asume, un tema filosófico muy interesante y muy bonito.

Fue una conversación muy interesante donde se tocaron criterios definitorios de la sustentabilidad, como son la participación, la transferencia del conocimiento, buscar cómo generar con tus acciones, transformaciones positivas para el individuo y para lo colectivo, para su entorno. Eso ha logrado el trabajo de Matte Gómez.

Bogotá ha sido una experiencia sorprendente donde conocí personas espectaculares, fue realmente gratificante y motivador estar cuatro días descubriendo lugares que me llenaron de gran energía y entusiasmo para seguir hacia mi tercera parada en Lima (Perú). Les invito a seguir este proyecto Emprendimiento 7 Suramérica, Mochileando hacia la Sustentabilidad a través de Facebook: Emprendimiento 7 Suramérica o en el portal web www.comunicacioncontinua.com en la sección “Tu Tierra Verde”.

Fotos: Daniel Vásquez