Por: Giovanni Cegarra…
Escuchando a unos dizque dirigentes políticos que se les van los tiempos cuando quieren figurar en medio de la crisis que se vive actualmente en este país, intentando hacerse ver y sentir, cuando nada tienen de imagen en la opinión pública, no me cabe la menor duda, que estamos invadidos de una cuerda de fantasmagóricos faramalleros que dan pena ajena.
Estos faramalleros de pacotilla, creen que su labia es la más perfecta del mundo, que lo que hacen, dicen, recomiendan, sugieren y hasta quieren imponer, es lo mejor y lo más grave, es que son atendidos y escuchados por quienes tienen en sus manos las riendas del Poder Municipal Gubernamental en nuestro Estado.
Estos sujetos que no se merecen el tilde de personajes, pretenden enlodar el trabajo honesto, voluntarioso de quienes dan lo mejor de sí, por el bienestar del colectivo merideño, sin importarles el daño que puedan ocasionar a las personas, gremios, instituciones, con tal de hacerse de un sitio mal habido, suplir sus apetencias grupales, empresariales, personales.
La mano peluda corruptela de estos faramalleros, habladores, enredadores de oficio, la intentan meter en todos lados, nada les importa, lo de ellos, es hacerse de lo que no pueden ganarse en buena lid, con esfuerzo y trabajo honesto, para hacerse de un peculio indigno, abundan como arroz en las Alcaldías como en la Gobernación del Estado y vaya que tienen quienes les escuchen y hasta les hagan caso.
Por la insistencia en su accionar faramallero, son fáciles de conocer, pobres de aquellos que les den cancha, se dejan apabullar por ellos, caigan en sus redes que en nada benefician a la ciudad capital, a los Municipios, al Estado Mérida y pues nada, “en guerra avisada no muere soldado y si muere es por pendejo”, punto en boca.
