Felicidad teñida de crisis(o al revés)

Por: Antonio José Monagas

PIDO LA PALABRA

Para Simón Bolívar, la felicidad consistía en la práctica de la virtud. No en un ejercicio de revancha cargado de  resentimiento y mordacidad 

Imágenes integradas 1

 

La felicidad no consiste, como corrientemente se cree, en ser próspero ni tampoco en no ser desdichado. En estos tiempos de zozobra revolucionaria, la felicidad alcanza a ser “una brizna de paja al viento”. O en palabras crudas, la simple sensación de alcanzar un momento en el cual no hay peligro a la vista. El hecho de no tener el camino despejado de los múltiples problemas que acechan la vida del venezolano, hacen pensar en la difícil posibilidad de vivir en medio de la felicidad. Por casual o fugaz que pueda ser. O al menos, de esa felicidad que puede hacerse pasar  por satisfacción.

La ridiculez socialista llegó a su clímax, cuando los figurones del régimen criollo deciden emular obsoletas dictaduras para las cuales la adulancia, en contraria postura con la subordinación, eran infalibles criterios de gobierno. De esa manera, formalizan la creación del Viceministerio de la Suprema Felicidad caricaturizando así aquella expresión de Simón Bolívar cuando, en la instalación del Congreso de Angosturas, al ceder a los legisladores el mando del país y además preocupado por los efectos de la guerra independentista, manifestó: “vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República”. Además señaló que el gobierno más perfecto, “es el que produce la mayor suma de felicidad posible”. Pero a decir por la forma de cómo actúa el régimen, el ideal bolivariano no ha sido comprendido.

En vista de que no ha habido forma alguna para que el régimen entienda que el ideario de Bolívar apunta a realidades impregnadas de valores morales y principios de ciudadanía, no cabe la menor duda que dicho invento sólo servirá para magnificar el tamaño de incongruencia que mente revolucionaria trasnochada alguna pueda imaginar. Para Simón Bolívar, la felicidad consistía en la práctica de la virtud. No en un ejercicio de revancha cargado de  resentimiento y mordacidad. Ante ese mismo Congreso, el Libertador pronunció que “la continuación de la autoridad en un mismo individuo, ha sido el término de los gobiernos democráticos” pues para él, la democracia no necesitaba afincarse en repetidas elecciones cuando el problema de la usurpación del poder político se halla más allá de un mero simulacro que esconde justo lo que Bolívar criticaba.

Este mamarracho llamado Viceministerio de la Suprema Felicidad, no es otra cosa distinta que una nueva razón para engordar la pesada burocracia que sólo ha engendrado “las tribulaciones más horrorosas que puedan afligir a un cuerpo social”. La grotesca pretensión del susodicho aparato oficialista, pareciera corresponderse con el sarcasmo de Friedrich Nietzsche cuando aducía que felicidad “es pobreza, inmundicia y compasivo descontento de uno mismo”. Y de considerarse así, ¿qué puede esperarse de una gestión gubernamental que habrá de darse con base en lo que muchos venezolanos padecen por causa de la incongruencia de una ideología que se convirtió en la doctrina del desastre, gracias a que se ha valido de la envidia para estimular el egoísmo que tanta desgracia ha traído para Venezuela?  Lo de tan chocarrera ocurrencia, sólo es la declaración de la felicidad teñida de crisis (o al revés): la infelicidad hecha crisis.

VENTANA DE PAPEL

DE LA “TRILOGÍA DEL MAL”

Entre “ridículos, sometidos y aduladores te veas”, es la advertencia que habrá de guiar los pasos de quien ha decidido transitar por el camino de la institucionalidad democrática. Los tiempos tienden a aclararse pues, como dice el dicho, “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”.

El pueblo argentino ha comenzado a sacudirse el kirchnerismo como mal que, por seguir el ejemplo engañosamente revolucionario, lo ha azotado desde que llegó a la presidencia Néstor Kirchner en 2003. Sin embargo, la resistencia desde las mismas fauces del monstruo político radicado en el alto gobierno, lo ha sacudido con recia contundencia. Un tanto lo que por estos lados ha comenzado a hervir. Tal es el descalabro que tiene incómodo al régimen venezolano, que se ha valido de prácticas indignas para radicalizar más aún la situación política nacional. Prácticas al mejor estilo nazi. Fue así que, el miércoles paredes caraqueñas amanecieron forradas de afiches que denigran de la labor política de tres importantes dirigentes de la oposición democrática venezolana. Henrique Capriles Radonsky, Leopoldo López y Maria Corina Machado.

De esta forma, el régimen pretende no sólo acusar impunemente a estos venezolanos de causar ingentes molestias a la población. Según los reproches gubernamentales, ellos le han quitado la luz, la comida y la paz al pueblo venezolano. ¡Cosa absurda! Como consecuencia de tan develadas insinuaciones, la polarización se agudiza. Pero también incita reacciones adversas por parte de la oposición por cuanto es inconcebible, que en medio de la presunta democracia bolivariana, se acuda a inculpaciones de esta calaña para ganar un espacio político que se ha encogido como resultado del equivocado manejo político por parte del régimen.

Estas mañas de inmoral elaboración, sólo habrán de generar mayor desconsuelo en personas afectas al gobierno. Así como, obviamente, más radicalismo en quienes representan factores políticos situados en la acera opuesta al régimen. Se cansaron de tanta afrenta y humillaciones. Indistintamente de cuánto pueda el régimen fraguar ideas para dañar la creciente y real posibilidad de sacudirse tanto resentimiento en las venideras elecciones municipales el próximo 8-D, es indiscutible que la victoria de la oposición será arrolladora. A menos que la trampa vuelva a imponerse con el solapado consentimiento de la autoridad electoral. Ni por más agresión oficialista. Ni por nuevos elementos de malsana retórica propagandística que continúe hablando de la “trilogía del poder”.

HASTA LA RIDICULEZ TIENE SU PRECIO

Los maltratos, por breves que sean, si se repiten pueden cansar a quien los recibe. Y de tal agotamiento la respuesta puede ser tan intensa como reiterativa. Es el problema que ha venido ganándose el régimen a consecuencia de sus mordaces creaciones. La institucionalización del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo Venezolano, ha dado lugar a distintas reacciones. Entre otras, ésta que igualmente a lo que hace el régimen, se ha valido del cinismo para dejar ver el grueso de la ridiculez demostrada con este adefesio envuelto en papel de engaño de color rojo y por lazo, un facsímile de la estrella de la revolución cubana. En efecto, la picardía del venezolano, ha dado en el clavo con esta parodia que vino circulando por la Internet y que, a propósito del tema arriba analizado, seguidamente se anexa.

El articulado de tan especial Decreto Presidencial, afortunado de marcarse con el número 69, refiere lo siguiente: “Artículo 1.- Es deber de todo ciudadano y ciudadana mantener una sonrisa. Así sea fingida. Artículo 2.- Prohibido arrecharse por cualquier situación. Sea que no encuentre leche, margarina, aceite, pollo, azúcar, café, carne, papel higiénico, gasolina, agua o jabón, o que se vaya la luz. Artículo 3.- Se debe mantener una actitud de agradecimiento en cada cola que haga para comprar productos en racionamiento o extinción. Articulo 4.- Cuando se encuentre en una situación de robo, debe mantenerse una actitud cordial con el maleante mostrando una sonrisa de agrado por tan amable franqueza. No importa si hay golpes o pistoletazos de por medio. Articulo 5.- Se sancionará con multa o pena de cárcel, a quienes no cumplan esta ley. Si se arrecha por la sanción impuesta, se considerará un agravante, a lo cual se le agregarán 1000 UT de multa y 5 años de cárcel. Esto será acumulativo por cada arrechera que agarre. Dado y sellado en el Palacio de la Miraflores a los 31 días del mes octubre de 2013”.

Aunque con humor, todo esto evidencia que hasta la ridiculez tiene su precio.

“Por simple obstinación, un gobierno despótico es capaz de cometer las vilezas más inauditas posibles. Sólo, por el afán de imponerse a contravía de lo que representa la institucionalidad democrática” AJMonagas