Innovar la política

Por: Frank Gavidia…

Colombia votó, lo hizo en forma expedita y transparente, con plena confianza en sus instituciones y autentico respeto a la expresión sagrada de la voluntad popular consagrada en el voto libre. A partir de ahora la conducción del destino de la nación hermana le corresponderá a Iván Duque, el joven senador que ahora debuta como primer magistrado haciendo historia doble: el presidente electo más joven de la historia de Colombia y el de mayor votación hasta ahora.

Muchos analistas despachan su triunfo afirmando que no es más que un giro a la derecha en el continente, algo de eso hay, es cierto, pero no es tan simple. Lo que en realidad revela el triunfo de Duque es el surgimiento de un nuevo liderazgo hacia el centro basado en los valores propios de un mundo globalizado. Una corriente que hoy puede verse con nitidez con los carismáticos líderes: Justin Trudeau, Emmanuel Macron y Albert Rivera. Es el génesis de un ciclo de innovación política.

Ya no basta sencillamente con las tradicionales maneras de ejercicio de las campañas, ni en modo alguno el simple apalancamiento de estructuras partidistas, muchas de sus veces más comprensibles por desvíos de clientelismos que por adhesión principista. La globalización ha impactado los diversos campos de la vida en sociedad, la política no ha escapado a esa realidad por eso hoy vemos como cada día se hace más necesario redescubrirnos a fin de innovar.

Innovar la política implica remozarla, llenarla de contenidos, de propuestas, de dinamismo y fundamentalmente de ideas que vayan directo a la raíz de la solución de los urgentes problemas que implica la cotidianidad de la gente en un mundo profundamente convulso y revolucionado. El gran teórico de la democracia, Giovanni Sartori llegó a decir con particular acierto que, “los políticos son populares en tiempos heroicos pero pocas veces lo son en tiempos rutinarios, cuando la política de la democracia se convierte en un confuso y ordinario esfuerzo diario”, de allí la importancia de un ejercicio repensado y evolucionado del ejercicio político en la construcción democrática.

En Venezuela tenemos ejemplos históricos del valor de la innovación en política. Cuando llegó el año de 1928 y aquellos jóvenes esperanzados y utópicos se vieron arrojados por los derroteros de la política, su visión clarividente del porvenir nacional los llevó a innovar en el ejercicio de la política en un país gobernado por caudillos y bajo el férreo control de la dictadura más larga de nuestro siglo XX, el resultado más notable de ese ejercicio de compromiso e imaginación fue la creación de una democracia moderna, una democracia a la venezolana con sus altos y bajos.

El rechazo a la política es un hecho sintomático que cada día aumenta más y casi se torna patológico. Es un rechazo que se acrecienta y no en forma pasiva sino activa y vengativa, que atiza posiciones irracionales y tiene un caldo de cultivo comprensible en la gravísima catástrofe que hoy vivimos los venezolanos. Parte del gran reto que hoy tiene el país frente a sí mismo es lograr un ejercicio innovador de la política que la inserte dentro del paradigma de la globalización acogiendo los valores de la creación de riquezas con distribución social, respeto y promoción a la dignidad humana, avances tecnológicos con dignificación de las clases trabajadores y por supuesto, integración sobre la base de la igualdad y el apalancamiento sinérgico de potencialidades mutuas.

La tarea no es fácil. Debemos recuperar la democracia, generar las condiciones para el impulso de un proceso de redemocratización que entonces sí haga de la política un espacio con centralidad capital para a partir de allí construir un nuevo paradigma de su ejercicio basado en la modernidad y la innovación.

Los jóvenes debemos sentirnos llamados a servir en apostolado a la causa de la política que es la causa del bien común, del porvenir, del desarrollo, de la justicia y la igualdad con libertad, no se trata sencillamente de mostrarnos inconformes con la realidad que nos rodea, por el contrario, frente a actitudes pasivas y conformistas debemos reaccionar con acciones y hechos concretos que inviten a una participación incluyente de todos en beneficio de todos. Esa es la política a la que debemos apostar.

El ejemplo de Duque, Macron, Rivera y Trudeau debe servir de cimiento para la construcción de un espacio moderado del espectro ideológico que nos sirva de referente para la acción frente a la indignación. Ya no puede haber espacio para líderes personalistas y caudillistas, el único cid campeador que debe haber a partir de ahora es el de: construir, incluir y debatir. ¡Hagamos que así sea!..@FrankGavid1a