José Andérez(ULA): Planificación de la política matricular para el año 2018 se ve afectada por la deserción estudiantil

La Universidad de Los Andes se encuentra en la fase de planificación de la política matricular para el año 2018, la cual fue solicitada recientemente por la Opsu, pero a la luz de la situación que está ocurriendo en las universidades actualmente y de las cuales no escapa la ULA, la planificación se hace extremadamente compleja, ya que factores como la deserción estudiantil, la deserción temprana de los asignados por la Opsu y la renuncia importante de profesores, personal técnico y empleados como consecuencia de las condiciones socioeconómicas del país, dificultan considerablemente este trabajo.

Las cifras de deserción estudiantil son muy importantes y esto se ha venido denunciando en los últimos años, ya que aproximadamente unos 4 mil estudiantes por año se han retirado de la ULA y esta cifra duplica y en algunos casos triplica el número de retiros que venían ocurriendo hace unos cuantos años atrás. “Esto hace que escuelas, facultades y núcleos que antes tenían una cantidad considerable de estudiantes, tengan una matrícula activa bastante menor y ello se puede palpar cuando vemos que en muchos salones una parte importante de los pupitres están vacíos”, manifestó José María Andérez, secretario de la ULA.

La deserción temprana de estudiantes ha afectado también sobre todo con respecto a los asignados por la Opsu que son asignados según los criterios de esa dependencia con los cuales la ULA no está de acuerdo, ya que no se pueden fijar las políticas desde una oficina en Caracas desconociendo la realidad local, regional y nacional, realidad que las autoridades universitarias están cansadas de exponer como una fuente de problemas y no de soluciones. “Ellos asignan a los estudiantes en las carreras en las que hay cupos y que el estudiante solicita, pero no asignan a la persona en la carrera y lugar preciso que ellos quieren, por ejemplo un joven quiere estudiar Medicina en Mérida y lo asignan para Maracaibo, es obvio que esa persona no va a ir para allá, también se da el caso de que pide Medicina y le asignan Enfermería que no es lo que quiere estudiar. Hay un proceso de selección fallido, es decir hay una falla en el origen lo cual trae como consecuencia que en las mayorías de las carreras ni siquiera lleguemos a un 50 por ciento de inscritos en los llamados que hacemos de los asignados por Opsu lo que conduce a su vez que las universidades pierdan la oportunidad de incorporar personas a través de sus mecanismos, los cuales son mejor diseñados, directos y el estudiante participa para ganarse un cupo en la carrera que él quiere estudiar y no la que el gobierno quiere que estudie. Es así que se nos asignan 7 a 8 mil estudiantes y solo aparecen 3 mil a inscribirse, pero luego se hace un segundo proceso y aparecen solo 200 o 300 más, por ejemplo en el Núcleo de Trujillo hicimos unos procesos y había 580 estudiantes que tenían que ir a inscribirse y solo aparecieron 150, eso tiene que revisarse sin duda”, resaltó el profesor Andérez.

La renuncia importante de profesores, personal técnico y empleados, como consecuencia de las condiciones socioeconómicas, políticas y de inseguridad que hay en el país, también ha llevado a que no solo sean los jóvenes los que no consiguen como construirse un futuro en su país, ahora también se van los que están intermedios en la carrera académica, la gente que dirige los laboratorios de investigación, el profesor recién jubilado y que podría seguir trabajando en la universidad, optan por irse del país lo cual lleva a que los decanos y directores en sus facultades y sus escuelas, no tengan la manera de saber quién va a dar clases los próximos semestres.

“Todo esto configura un panorama que es muy inestable y hace prácticamente imposible una planificación exitosa pues estamos tomando decisiones sobre la marcha. Para resolver esta situación el gobierno debe entender que la educación es un problema de seguridad nacional y tiene que ser atacado como tal y no pueden ser las decisiones tomadas desde un escritorio en Caracas en una oficina con aire acondicionado las que prevalezcan sino que deben existir reuniones periódicas con las autoridades de las diferentes universidades para tratar un plan de acción conjunta que permita que cada cupo que se seleccione y se asigne a un estudiante exista un 80 o 90 por ciento de certeza de que ese cupo va a ser utilizado, igualmente deben cambiar las condiciones socioeconómicas en el país, ya que si la familia de estos jóvenes no tiene para comer menos van a tener recursos para enviar a sus hijos a la universidad a estudiar. Darle un cupo a un estudiante se ha transformado en un acto demagógico, en donde se le dice que fue asignado a tal lado y muchas veces no acuden por la distancia o la falta de recursos”, señaló el profesor Andérez.

Para finalizar, dijo el profesor Andérez que no podemos seguir pretendiendo que no pasa nada y el país, hoy es una realidad que los jóvenes cada vez acceden menos a la universidad e inclusive ya se está empezando a ver en los actos de grados en los que la disminución del número de egresados es visible. Venezuela requiere que la gente esté bien formada para la solución de los problemas no solo locales, regionales y nacionales, sino también mundiales y para poder hacer esa educación de primera calidad, como lo ha hecho la ULA tradicionalmente, se requiere de los mejores profesores y los mejores alumnos pero se está empezando a ver, por tercer año consecutivo, que ni llegan todos los alumnos que se están esperando ni están todos los profesores para atenderlos. Golfredo Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293