La desigualdad y la equidad de la carga tributaria en Venezuela

Por:  Germán Rodríguez Bustamante…

Desde la publicación de libro El Capital en el Siglo XXI en el año 2013, el economista francés Thomas Piketty, ha realizado aportes importantes sobre el flujo de capitales y como esto tiene repercusiones en las desigualdades crecientes entre ricos y pobres. El economista francés sostiene que a lo largo de la historia, y aún más en los últimos años, el rendimiento del capital ha sido mayor al crecimiento de la economía y que, por tanto, quienes contaban inicialmente con ese capital en forma de inmuebles, herencias o patrimonio se beneficiaban más del crecimiento que quienes dependían de su trabajo.

Una fórmula matemática que se ha revelado en toda su crudeza con la crisis y que ha suscitado el enfado de las clases medias, que se sienten los sacrificados de la crisis, duramente golpeadas por las políticas de austeridad, el recorte de los servicios y las subidas de impuestos. Es defensor de un impuesto progresivo global, basado en la imposición a la propiedad privada; con la finalidad de compensar el crecimiento del capital de las clases más ricas y permitir la distribución de la renta a los más pobres.

La situación generada en estos años de revolución en Venezuela, en los cuales las desigualdades entre ricos y pobre se han acentuado, corroboran la tesis presentada por el profesor Piketty; hay una clase que ha acumulado capital representado en inmuebles quienes protegen su patrimonio y el mismo crece a un ritmo mayor que lo que pueda remunerar el escaso ahorro de la clase trabajadora; mientras la inflación termina de convertir a los pobres en indigentes, ya que asumen la peor parte al afectar su costo de vida.

Se creó una clase política gánster enriquecida con los recursos públicos, quienes no pagan impuesto por el incremento de su patrimonio, en consecuencia hay dos clases que protegen su patrimonio y el sistema tiránico lo hace crecer a tasas que no tributan, unos son los contratistas tradicionales del estado que vienen de la cuarta y los otros son la troika política en funciones directivas en la estructura burocrática gubernamental. Mientras la clase media trabajadora nos corresponde llevar el mayor peso del sistema de tributación, en otras palabras es el gobierno de los muy ricos sobre la mayoría de ciudadanos. Pareciera que un impuesto progresivo sobre la riqueza es la única solución sensata, a la desigualdad y la inequidad tributaria generada por el socialismo del siglo XXI.

En otras palabras quienes tienen capital y activos generadores de riqueza siempre serán más ricos que los emprendedores que intentan conseguir capital. Obviamente en el caso venezolano subyacen otros elementos que complican aún más la situación de la clase trabajadora, como el desabastecimiento y la escasez. En el campo político se instrumentan mecanismos para subordinar al ciudadano al control del aparato gubernamental; asignaciones de viviendas con limitaciones parar ejercer los derechos de propiedad del bien, igual situación ocurre con los vehículos; tierras para el desarrollo agrícola; con lo cual los pobres seguirán siendo pobres y la brecha de desigualdad será cada día mayor. En definitiva esto significa un deterioro del bienestar económico colectivo y una degradación del sector público.

En este esquema perverso los precios de los bienes muebles e inmuebles crecen a tasas inalcanzables por la clase trabajadora, los privilegiados del modelo acumulan capital en estos bienes, protegiendo su patrimonio y lo hacen crecer a tasas superiores a la remuneración del ahorro, los trabajadores que no podemos hacer colas somos sometidos al mercado del bachaquero, pulverizando el salario, pero seguimos asumiendo la carga tributaria ya que en el precio de los bienes está el IVA, las empresas empleadoras deben formalmente actuar como agentes de retención del impuesto sobre la renta; mientras las coimas por la asignación de contratos no tributan por incremento de renta, los contratistas trasladan las coimas a su estructura de costos vía facturas compradas para justificar costos y gastos; en consecuencia la inequidad tributaria se perfecciona y los pobres nos convertiremos en la mayoría, ya que la clase media tiende a desaparecer y terminaremos aguantando un modelo corrupto, tiránico y gánster que beneficia a unos muy pocos y muy ricos. Esta es la mayor suma de felicidad posible para el pueblo; esclavos de una migajas gentilmente entregadas por un gobierno del pueblo, por el pueblo pero para una casta política y empresarial parasitaria.

ULA – FACES
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