Las remesas alivian la carga

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

Las remesas son ganancias que los emigrantes envían a su país de origen, fundamentalmente a sus familiares. El envío de fondos por parte de emigrantes es un evento que ha ocurrido por el aumento de las corrientes migratorias, pero recién a fines del siglo XX ha alcanzado un desarrollo elevado debido a la mejora en los sistemas de comunicación a nivel mundial y al mayor desarrollo de la banca a nivel internacional. Venezuela, que en el pasado era un país receptor de emigrantes, en este momento oscuro impuesto por la revolución la situación cambio, para convertirnos en una nación de emigrantes que inundan los países cercanos y todo el continente. Independientemente del dolor que significa la separación de las familias, la diáspora tiene consecuencias positivas en los que se quedan.

En el pasado uno de los problemas que presentaba el país era la profunda fuga de capitales, derivada de unas condiciones económicas inciertas y riesgosas que obligaba a los tenedores de ahorro a refugiarse en divisas y sacar los capitales del suelo patrio. Por supuesto también esa avalancha fue alimentada por una corrupción pública despiadada, que saqueó las arcas de la nación y que escondió el botín en economías con algunas ventajas fiscales. Sin embargo en los últimos años se ha desatado una batalla en contra del blanqueo de capitales de funcionarios y empresarios bolivarianos; reduciendo los espacios y huecos para ocultar riquezas conseguidas por medios poco transparentes.

En estos años de la calamidad engendrada por Maduro y su banda, la nación paso de la fuga de capitales a la fuga de “capital humano”. Cada vez más venezolanos huyen de las condiciones de hiperinflación y crisis generalizada, con la esperanza de ayudar a su familia desde el exterior. Aplicando el método de la supervivencia: parte de la familia sale para buscar lanzar un salvavidas a quienes se quedan soportando las condiciones de exterminio impuestas por la Dictadura. Entendiendo que no todos se pueden ir y que la emigración significa sacrificios que algunos no están en capacidad de soportar. Lo triste de la historia dantesca es que la gran mayoría de quienes emigran son jóvenes, profesionales capacitados, profesores universitarios, docentes en general y profesionales del área de la salud. Dejando al país sin personal requerido para un proceso de reconstrucción, que con toda seguridad llegara muy pronto.

A pesar de que las remesas en este momento están por debajo de países tradicionalmente receptores como México, Honduras  o El Salvador, la tendencia es creciente. En este proceso agresivo de diáspora inducida, las remesas comienzan a tener un peso importante, obviamente es difícil cuantificar ya que más del 80 % de los envíos llega fuera de los canales oficiales. El control cambiario y el desquiciado comportamiento del mercado de divisas en los últimos días, hace que sea totalmente absurdo utilizar un canal oficial para drenar las remesas a los familiares: las diferencias entre las tasas son abismales. Las colas en Cúcuta en Western Unión son largas, lo que demuestra la gran cantidad de personas que utilizan ese medio ante la dificultad de poder hacerlo por un medio legal en Venezuela. Algunos estudios privados estima que en promedio las remesas llegan a cifras entre 75 y 100  dólares mensuales, las cuales le llegan a una población que oscila entre 300.000 a 500.000 habitantes; fluctuando dependiendo de necesidades puntuales de: salud, mantenimiento de casas y vehículos. En Honduras y El Salvador les llega al 30 % de la población, las estimaciones es que en el 2018 exista un 15 % de ciudadanos venezolanos receptores de los envíos de manera regular.  

El comportamiento esquizofrénico del mercado cambiario en los últimos días, hace más factible y rentable la emigración como medio para poder asegurarle a la familia una calidad de vida mínima, que le permita sortear la aniquilación impuesta por el régimen. La cantidad de bolívares recibidos por la tasa del paralelo, asegura poder comprar cualquier bien independientemente de su precio; en consecuencia la especulación en medicamentos y alimentos es absorbida totalmente por las “remesas”. En este contexto de ausencia de políticas económicas coherentes, sensatas y consensuadas, las remesas son el medio para mantener una población en el suelo patrio protegida de las inclemencias de la crisis. Lastimosamente esto oculta una realidad cruda y dura que padecen compatriotas que no disponen de sus salvavidas en el extranjero, a quienes la Dictadura los condeno a morir por mengua en este holocausto y exterminio programado. Indudablemente que las remesas ayudan a aliviar la carga que muchos venezolanos debemos llevar, sin embargo esto contribuye a esta normalidad fingida que el gobierno intenta imponer. Con toda seguridad de mantenerse esta Dictadura despiadada en el poder, las remesas serán la opción para que muchos venezolanos pueden mantenerse en el país, observando como el mismo agoniza en nuestras manos. Tendremos una población envejecida, domesticada y acostumbrada a recibir mensualmente la pensión o el flotador que llega del extranjero. Escenario que me niego a aceptar y es por ello que debemos estar dispuestos a luchar para que las remesas sean una coyuntura en esta hora menguada de la Dictadura.                                      

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