Los costos financieros de la constituyente

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

La Dictadura de forma enfermiza y terca sigue en su camino de imponer a trocha y mocha un proceso constituyente, en contra de la gran mayoría de los venezolanos que no percibimos la solución de nuestros problemas presentes, en la propuesta.  La estructura de propaganda del régimen intenta imponer realidades inexistentes y construir enemigos tanto internos como externos responsables de los problemas que afrontamos los venezolanos. En el contexto interno es la MUD y sus representantes quienes conspiran para afectar el desempeño de la gestión gubernamental. El enemigo individual es desplazado de acuerdo a las circunstancias políticas presentes en el escenario, el discurso agresivo y desafiante es una práctica común de Maduro y sus lacayos, las descalificaciones pasan a amenazas instrumentadas por la estructura de represión del Estado. En estos últimos días observamos las peores manifestaciones de represión y persecución selectiva, de los venezolanos que manifestamos nuestro descontento por las atrocidades que vivimos y por la pretendida imposición a punta de tanquetas y lacrimógenas de una constituyente.

No me queda la menor duda que la constituyente servirá como pieza para buscar una negociación o acuerdo requerido con urgencia en este momento, el engaño deriva en costos políticos, pero adicional en costos financieros, los cuales tendrán repercusiones importantes en las apreciaciones de riesgo de los inversionistas y de los organismos de financiamiento multilateral. Internacionalmente casi todos los países del hemisferio y la gran mayoría de las naciones democráticas del mundo, denunciaron con contundencia la ruptura del hilo constitucional, producto del ensayo constituyente avalado por el TSJ. Algunas naciones asomaron sanciones financieras y económicas más profundas de llevarse a cabo el 30 de julio la elección de los representantes de la constituyente, votación que se hace con elementos de dudoso sustento legal y constitucional. La reacción internacional no fue anticipada por la Dictadura y en este momento no ven con claridad la manera para recomponer el entuerto. Lo cierto es que los costos financieros de la constituyente y de la brutal represión, se manifiestan con dureza afectando la calidad de la deuda soberana y la de las empresas estatales. Los bonos soberanos y los  de PDVSA, han experimentado desplomes por arriba del 10 % en los últimos 30 días, calificando los instrumentos como bonos chatarra alimento ideal para los llamados fondos buitres. La deuda de la nación es considerada como carroña, desecho financiero, con elevados riesgos, lo cual deriva en tasa de costo de capital elevadísimo, aproximadamente cercana al 40 % en dólares. Tasa de rendimiento que no paga ningún instrumento de financiamiento de nación alguna en el planeta. Estos son los costos reales de las improvisaciones políticas que tienen consecuencias financieras, lastimosamente seremos los venezolanos quienes tendremos que asumir las secuelas de los errores económicos de una Dictadura decadente. Adicional a los recursos dilapidados por las movilizaciones e indumentaria del circo de constituyente montado.  

La destrucción institucional para perpetuarse en el poder tiene sus consecuencias en el mercado financiero internacional, el acceso a fuentes de financiamiento confiables y en condiciones ventajosas para el país dependerá de la calidad institucional. El proceso constituyente es otro engaño más gestado en los laboratorios de la maldad del régimen, a quien poco le interesa el bienestar del pueblo. Los funcionarios públicos son obligados a asistir a actividades politiqueras, chantajeados con la perdida de algunos beneficios precarios recibidos en este momento y con promesas de otros en el futuro, atados al proceso constituyente. Sin embargo no hablan de las limitaciones financieras del país, causadas por las políticas instrumentadas por ellos mismos, las reservas internacionales en esta semana están por debajo de 10.000 millones de dólares, cifra que muestra la ruina y miseria de la nación, que no se podrá resolver con una constituyente, por el contrario la situación se agravará de darse la farsa.

Las últimas decisiones de la Dictadura en materia financiera para buscar financiamiento o algunas divisas, son tomadas de forma desesperada para aliviar el frágil flujo de caja y apuntan más a una venta de un botín de guerra, que a un proceso financiero evaluado y revisado para medir las ventajas y desventajas de los convenios y con los avales institucionales requeridos. Las negociaciones son oscuras, tenebrosas realizadas por funcionarios que pretende obtener sustánciales ganancias. La situación de escasez y desabastecimiento en alimentos y medicamentos, las condiciones primitivas de los servicios en términos generales y la inseguridad desatadas, son realidades que parecen indicar que estamos hablando de una nación que sufre las consecuencias de una guerra convencional.

Debemos mantener los niveles de protesta para producir un cambio de gobierno urgente, para evitar el remate total de la nación como botín de guerra. En este contexto Venezuela requiere de una negociación o acuerdo, lo que significa un diálogo sincero entre los factores políticos, para producir un cambio de rumbo. Estamos en una situación difícil que demanda el establecimiento de un camino para resolver el cúmulo de problemas, sin más violencia.       

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