Más aciagos que ha tenido que vivir la ciudad de Mérida y zonas aledañas

El Lunes 23 de los corrientes  se convirtió en uno de los más aciagos que ha tenido que vivir la ciudad de Mérida y zonas aledañas. Protestas justificadas cerraron las calles y avenidas, causando un caos automotor. Entre montañas de basura, la gente trataba de alcanzar una buseta o cualquier transporte que los llevara. Incluso, gente desesperada se colgaba de las ventanas de los pocos transportes que circulaban. Como a las 11:30 de la mañana se escuchó una explosión  en las adyacencias de la avenida 4 y las personas relataban como los trasformadores de la luz eléctrica echaban chispas y candela. El resultado fue un apagón de más de 10 horas que trajo consecuencias muy graves para los habitantes: los negocios tuvieron que cerrar, muchas familias se quedaron sin comer porque utilizan cocinas eléctricas, hubo gente que no pudo llegar a sus casas, o lo hicieron con mucha dificultad porque viven en edificios y los ascensores no funcionaban. El ruido y la contaminación que producen de las plantas eléctricas se hacían insoportables. Muchas personas que necesitan para su labor la utilización de sus computadoras, e internet, sintieron como el tiempo se convertía en horas muertas y la angustia se apoderó de la ciudadanía.

CORPOELEC

Hemos insistido en varios artículos en que la situación del sector eléctrico es muy grave, y en palabras del ingeniero Winston Cavas, experto en la materia, “llegó para quedarse”. El gobierno no ha podido solventar la problemática, porque sencillamente, el daño producido en los componentes es estructural y profundo.. Se requiere de un plan a corto, mediano y largo plazo, para lograr la recuperación del sistema, y que según el ingeniero tardaría entre 5 y 6 años.

Los trabajadores de Corpoelec, trabajan “con las uñas”, por utilizar una expresión que todos conocemos, no tienen ni los repuestos, ni los instrumentos necesarios, para acometer las tareas regulares y cuando llega una emergencia como la de ayer, ellos tienen que echar manos de todos sus conocimientos, buenas intenciones, pedir la ayuda de Dios, y  después de mucho esfuerzo, lo logran. Sin embargo, los altos mandos, siguen empeñados en negar la crisis, pero los que tenemos que sufrir la falta de energía eléctrica, nos sentimos vulnerados en nuestros derechos humanos y padecemos la injusticia de no poder tener una vida “normal” sino sometida a los apagones, bajones, cortes, que seguramente, podrán ser mucho más prolongados, y esto es bueno que lo sepa la población. ¿La razón? Ya la hemos explicado: Hay una crisis en el sector eléctrico de dimensiones inconmensurables.

¿QUIÉN RESARCE LOS DAÑOS?

Muchas personas han perdido sus electrodomésticos: neveras, cocinas, televisores, computadoras, equipos médicos, costosísimos, y si a esto le añadimos los daños psicológicos, estamos ante una vulneración de los derechos que tenemos como ciudadanos. Al respecto hay una figura jurídica “las demandas por daños y perjuicios”, en este sentido, un grupo de profesionales, estudiantes, amas de casa, gremios profesionales, están reunidos con abogados expertos en la materia para hacer un frente común y evaluar la viabilidad de interponer una demanda ante el Estado para que responda por los perjuicios que han sufrido debido a los apagones.

Estaremos pendientes de los avances y la viabilidad de esta acción.