Mérida del presente 457 años después

Imponentes montañas nevadas se levantan como guardianes de sus bellezas naturales, el sabor antaño que atesoran atraen a miles de visitantes cada año, convirtiéndola en uno de los destinos turísticos por excelencia de Venezuela, bosques nublados, zonas desérticas, paramos andinos, y playas son solo algunas de los regalos que disfrutan quienes visitan estas tierras andinas impregnadas de innumerables costumbres y tradiciones.

La Universidad de Los Andes patrimonio de esta hermosa ciudad, de la  que año tras año egresan un importante número de profesionales, formados en aquellos rincones, que gracias a la idea visionaria de Fray Juan Ramos de Lora, hoy se perfila como una de las mejores universidades del país.

Sin embargo, no se puede dejar pasar por alto una ciudad devastada, colapsada, ahogada en la contaminación, que en gran parte ha quedado en el olvido de sus gobernantes.

La estampa merideña de los últimos meses, el calvario bajo el sol y la lluvia que deben resistir los merideños, para encontrar alimentos, y artículos de uso personal, hoy se nos va la vida de cola en cola.

Las largas listas de espera en el Hospital Universitario de Los Andes, la escases de insumos, que muchas veces termina acabando con la vida, de quienes creían en un sistema de salud prospero, que gracias a la falta de inversión, no garantiza ni gozar de instalaciones apropiadas, ni mucho menos atención médica de calidad.

Muchas veces ni siquiera ambulancias ni equipos médicos en buenas condiciones para atender emergencias, solo queda correr con la suerte…

La delincuencia que tanto día como de noche mantiene azotada a los merideños, sin distingo de sexo, color, o tinte político; cobra la vida de estudiantes, madres y padres de familia, que en algún momento salieron de sus casas, pero no regresaron, dejando familias incompletas.

Una ciudad en zozobra donde muchas veces sus habitantes en los diversos sectores pasan 3, 4 o hasta 5 horas, sin servicio eléctrico agobiada por cortes de agua y la delincuencia que azota atodos sin distinción.

El teleférico de Mérida una promesa que hoy lleva más de 9 años, y que aún no se concluye,  aquel que en algún momento llegó a ser más largo y alto del mundo.

Un estado turístico sin su aeropuerto Alberto Carnevalli operativo comercialmente, que permitía recibir a miles de turistas cada años provenientes desde distintos estados de nuestro país e incluso más allá de nuestras fronteras.

A pesar de todo, que bonita Mérida, feliz cumpleaños…