Mujer libertadora…

Por: Ramsés Uribe…

La liberación femenina o el movimiento del feminismo del siglo XX, continuado hasta nuestros días, tiene muchísimas lecturas que no podrían desarrollarse aquí por limitaciones de espacio. No obstante, puede comentarse que dicho proceso político y social ha beneficiado a la mujer en la consecución de sus derechos pues ciertamente en la historia estaban ocupando un lugar discriminado, de tercera categoría, por decir lo menos.

Las bellas féminas han ocupado páginas infinitas en la muy movida historia del mundo pues han logrado hasta torcer el curso de los acontecimientos a favor de algún gobierno o imperio o para su familia o a beneficio de sí mismas. Muy a pesar del reconocimiento que se le ha prodigado a la mujer actualmente, a su inmensa contribución en todos los ámbitos de la vida y de la historia, amén de sus derechos y reivindicaciones justas y legales logradas a duras penas en el siglo XIX en Inglaterra, todavía continúa la violencia de género.

Las estadísticas de este tipo de violencia son más que graves tal como lo refiere la ONU, “al menos una de cada cinco mujeres ha sufrido abusos físicos o sexuales a manos de un hombre en algún momento de sus vidas”. En España, en 2017, según el Ministerio de Sanidad, servicios sociales e igualdad, se reportan 3434 víctimas mortales por violencia de género. En Venezuela, señala el Observatorio Venezolano de Violencia, los últimos 6 años no hay cifras oficiales de este tipo de violencia, como asunto raro. En 2015 fueron asesinadas 353 mujeres, de las cuales el 15% son menores de edad.

La mujer además de ser la criatura más hermosa creada por Dios para el bien del mundo, como lo afirmamos hasta el cansancio intelectuales, poetas y enamorados, es mucho más según Ortega y Gasset, filósofo español padre del perspectivismo. En su epílogo al libro “ De Francesca a Beatrice” de Victoria Ocampo, opina lo más insospechado y extraordinario que habíamos leído sobre las muchachas: la mujer moldea y eleva el nivel del hombre, con su cultura de femineidad colabora en la consecución de la historia. El imperio de la mesura, de comedimiento es el elemento donde alienta la feminidad. Con la cultura del ideal y de la cortesía la mujer se hace educadora del hombre. La serena presencia de su personalidad es como al presentarse la luz, sin que ella se lo proponga y realice ningún esfuerzo, simplemente porque es luz, quedan iluminados los objetos y cantan en sus flancos los colores, todo lo que hace la mujer lo hace sin hacerlo, simplemente estando, siendo, irradiando. La feminidad que es la idealidad marca el horizonte de las capacidades latentes en cada pueblo.

Lo planteado por el célebre autor madrileño, concibe una teoría histórica como metafísica rozando lo psicológico, del eterno femenino y refleja la poderosa influencia femenina que, afortunadamente, por su puesto porfía en el presente. Su radio de acción llega a toda la sociedad e inconcientemente el hombre queda prendado de sus encantos y se afana no sólo por conquistarla sino por agradarla a través de su perfeccionamiento personal. Esto genera mayor producción cultural masculina que puede hasta lograr el cambio social.

En Venezuela en este tiempo actual de grandes desafíos para sobrevivir, mil veces mayor que para simplemente vivir, las mujeres son las heroínas republicanas por múltiples razones. Ante la diáspora de compatriotas mayormente de jóvenes, las señoras son las que hacen que funcione la vida en los hogares semidestruidos por la crisis nacional.

La mujer venezolana continúa dándolo todo por la libertad y democracia del país en todas las formas posibles. Sin duda la esperanza de Venezuela está siendo promovida y desarrollada con su particular y maravilloso estilo, por la acertada y valiente actitud del poder femenino. María Corina Machado, Lilian Tintori, Gaby Arellano, la exfiscal Luisa Ortega Díaz, entre muchas otras, son la mejor expresión del Valor femenino en tiempos de grandes dificultades de pérdida de la institucionalidad, múltiples injusticias, violación de los derechos humanos, carencias económicas. Dios las bendiga.

Ramsés Uribe, profesor NUVM de la ULA.

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