Pacientes neurológicos y psiquiátricos: su gran lucha en esta crisis.

Hoy en día debido a la actual crisis del país los pacientes neurólogicos y psiquiátricos se encuentran doblemente expuestos a que sus condiciones empeoren. En primer lugar  porque los tratamientos dejaron de venderse en el territorio nacional hace tres años y en segundo lugar por las situaciones estresantes que tienen que vivir día a día.

Para hacer una pequeña distinción entre los primeros y los segundos, se hace la siguiente clasificación:

-Neurológicos: Pacientes con disritmias cerebrales, epilépticos, parkinson, alzheimer, esclerosis múltiple y parálisis cerebral.

-Psiquiátricos: Pacientes con trastorno bipolar, demencia, trastornos depresivos, trastornos de pánico y ansiedad y trastorno de déficit de atención con y sin hiperactividad, siendo este último muy común en la edad escolar.

Sin dejar de mencionar a la población con síndrome de Down que es numerosa, y que además también necesita de asistencia neurológica y psiquiátrica.

La síntesis anteriormente hecha, es por citar los trastornos más comunes que padecen los habitantes del municipio Libertador de la ciudad de Mérida.

Tal como se mencionó anteriormente dichos pacientes quedaron en situación vulnerable hace tres años, debido a que los tratamientos dejaron de venderse  en el territorio nacional. Antes era fácil conseguir psicofármacos tanto de laboratorios nacionales como los del cono sur (uruguayos y argentinos), pero lamentablemente la crisis acabó con la distribución de estos medicamentos al igual que con la de muchos otros. Los laboratorios nacionales se quedaron sin insumos y los importados dejaron de venderse a gran escala.

El fenómeno anterior ha contribuido al éxodo, ya que muchos pacientes se han ido del país, movidos mayormente por la necesidad de cubrir su necesidad farmacológica.  Otros han optado por moverse hasta la frontera colombo-venezolana y adquirir sus tratamientos en Cúcuta. Dicha situación constituye un impacto significativo para el poder adquisitivo del venezolano ya que los precios no son los más solidarios. Por ejemplo: la carbamazepina (anticonvulsivante y anti depresivo tricíclico) se consigue fácilmente en Colombia en 33$ la caja de 100 comprimidos. De igual forma pasa con algunos anti psicóticos cuyos precios oscilan entre 30 y 40$ la caja de 30 comprimidos. Y puede decirse que un 25% de estos enfermos están sujetos a que familiares o amigos le envíen las medicinas desde el exterior.

También algunas farmacias traen medicamentos colombianos y uruguayos pero los precios son bastante altos, por ejemplo un blíster de carbamazepina de 10 comprimidos cuesta 30.000 Bs. Lo que lleva a hacer una relación que el tratamiento para un mes sale en 90.000 Bs.

Ante esta situación alarmante de falta de medicamentos, surgieron muchas páginas vía internet a nivel nacional pero las mismas fueron cerradas por el gobierno. Siguen habiendo unas pocas, creadas por los mismos pacientes, pero son “pequeñas” por decirlo de alguna manera y tratan de mantenerse a bajo perfil para no ser cerradas. Un ejemplo es Donaciones de medicamentos Mérida, lo que se recibe a través de esta página va al observatorio de derechos humanos de la Universidad de Los Andes o directamente a un médico (jefe de servicio) del Iahula.

A su vez en el extranjero hay varias organizaciones de venezolanos  que organizan colectas de medicamentos y las envían para Venezuela, como es el caso de Donación España-Venezuela, Avema (Alicante, España) y Donaciones de medicamentos Argentina-Venezuela. La triste realidad de estos lotes de medicamentos es que al llegar, las cajas son abiertas por la Guardia Nacional y son robadas o distribuidas entre la gente que se dedica al comercio informal (bachaqueros) y los ofrecen a precios altísimos.

Tal como se mencionó al principio, asimismo dichos pacientes deben lidiar con la estresante situación que se vive día a día en el país: carencia de servicios públicos, falta de efectivo, gasolina, comida y productos para la higiene personal a precios inalcanzables además de la inseguridad. Lo anterior no solo empeora la situación de los pacientes con condiciones neurológicas y psiquiátricas sino que también ha despertado trastornos en personas que antes estaban sanas. Por ejemplo: un gran porcentaje de la población venezolana está consumiendo ansiolíticos debido a que ha sufrido alteraciones del sueño o se les han desencadenado cuadros depresivos, de pánico y ansiedad. El estrés provoca un alto consumo de glucosa y a esto debe sumarse la mala alimentación a la que está sometida la mayor parte de la población.

Lamentablemente hoy en día Venezuela presenta el índice más alto de los suicidios en Suramérica. La agenda de muchos profesionales de la salud mental (psicólogos y psiquiátras) se encuentra extremadamente comprometida, así como también hay otros que por los efectos de la crisis dejaron de ejercer. Tampoco se puede dejar por fuera a los pacientes que están en estado de postración, ya que se niegan a recibir tratamiento y psicoterapia debido a los tabúes que todavía existen con respecto a las enfermedades neurológicas y psiquiátricas.

La recomendación de los expertos para estos pacientes es que traten de estar lo más tranquilos posible. Es verdad que estamos en una situación de crisis muy incómoda pero al igual que muchas otras, la misma pasará. Por Marta Rengel. Practicante UNICA.