Un país sin reservas

 Por: Germán Rodríguez Bustamante…

El ahorro es una acción de separar una parte del ingreso y guardarlo para el futuro. La tasa de ahorro de un país es de vital importancia para su crecimiento, ya que un nivel alto garantiza que existan recursos suficientes para apuntalar las inversiones. El sector productivo necesita constantemente de nuevos recursos, los cuales debe conseguir en el mercado financiero, que a su vez es alimentado por los ahorradores. En Venezuela la tasa de ahorro en las circunstancias actuales es extremadamente baja, lo que deriva en un inexistente desarrollo económico, convirtiendo la situación en un círculo vicioso. Si la población no obtiene suficientes ingresos, su capacidad de ahorro es nula, y si no hay ahorros las posibilidades de crecimiento económico son bajas, y sin crecimiento económico es muy difícil que la población mejore sus ingresos, ambiente perverso que en parte sustenta los niveles de pobreza que padecemos los venezolanos. Las naciones mantienen ahorros con la finalidad de sortear las dificultades futuras producto de variaciones imprevistas en sus fuentes de ingreso; a los Bancos Centrales de los países les corresponde la custodia de los recursos financieros en divisas, con los cuales se cuenta para garantizar los pagos de bienes y servicios que importan y el servicio de la deuda, así como para estabilizar la moneda.

El Banco Central de Venezuela (BCV) hace muy poco para mejorar la situación del ahorro nacional, por el contrario pareciera que las políticas monetarias instrumentadas promueven el crecimiento de los precios de forma desordenada y la destrucción del valor de la moneda, hechos que destruyen la posibilidad de ahorro. Un Banco Central autónomo debe mantener un nivel adecuado de dinero y de crédito en la economía, para contribuir con el desarrollo económico y social, al facilitar el intercambio comercial, estimular la confianza y hacer más atractiva la inversión, aumentar la capacidad para generar empleos y lograr un mejor nivel de desarrollo humano. Cuando el dinero y el crédito en la economía se expanden demasiado rápido, las personas elevan su demanda de bienes a un ritmo mayor al que las empresas podrían satisfacer esa demanda, lo que puede generar alza en los precios y, por ende, inflación. Por el contrario, cuando el dinero y el crédito en la economía se contraen demasiado, la demanda de bienes puede caer, lo cual conduce a la recesión y desempleo. Estos objetivos fueron abandonados por el directorio del BCV y las recientes decisiones emanadas de la inefable Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) no los exonerará de su responsabilidad administrativa establecida en el artículo 319 constitucional.

Las reservas internacionales al 21/07/2016 muestran una cifra cercana a los 12.000 mil millones de dólares, cifra extremadamente precaria para garantizar las obligaciones por compromisos de importaciones adeudadas y por realizar, así como el servicio de la deuda por vencer en lo que resta del año.

La caída pronunciada de las reservas internacionales ha obligado al Ejecutivo a ordenar al directorio del BCV a liquidar o pignorar parte de las reservas internacionales en oro para mitigar su desplome. Sumado a este hecho, la estrategia del Arco Minero busca desesperadamente recursos en divisas para seguir alimentando a las reservas internacionales; sin embargo, poco han logrado producto de la advertencia realizada razonablemente por la Asamblea Nacional (AN), referido al control previo de aprobación en el caso de los contratos de interés público. La última decisión del TSJ llega al extremo de autorizar al BCV para suscribir préstamos con el Fondo Latinoamericano de Reserva, sin la necesidad de contar con la aprobación de la AN. “Según la sentencia el control previo de la AN transgrediría la autonomía constitucional del BCV”. En conclusión el BCV puede estar subordinado al Ejecutivo, pero no rendirles cuentas a los venezolanos.

La gravedad del manejo imprudente del régimen de dejar al país sin reservas no es una responsabilidad exclusiva del Ejecutivo, aunque tiene la mayor cuota, también funcionarios de instituciones como la antigua AN, el directorio del BCV, los integrantes del Consejo Moral Republicano, las Fuerzas Armadas y actores políticos individuales que participaron en la destrucción planificada y traicionera que hicieron de las instituciones, para propiciar el saqueo y rapiña de nuestros ahorros. La mayor crisis generada por la revolución es la profunda herida en la moral del país y el auspicio del delito, los cuales crecen ya casi sin sorprender a nadie, es necesario recordar la necesidad de recobrar y fortalecer los valores fundamentales que rigen la convivencia humana, no solo es urgente sino que resulta impostergable la expresión del esfuerzo en ese empeño. El estímulo de una actitud positiva y consciente hacia la honestidad y el respeto, hacia la solidaridad y el trabajo, hacia la responsabilidad y la integridad ciudadana, entre muchos otros valores, debe ser lucha diaria, y no de un grupo sino de todos los venezolanos, para despertar y hacer actuar la conciencia, que es donde palpita la fuerza de la decisión permanente para escoger entre el bien y el mal; donde radica ese gran centro de poder de la conducta humana, inviolable sede de la ética, baluarte de la moral y reserva que debemos recuperar.

Estimados integrantes de la engañosa unión militar-civil, son ustedes conscientes del daño que están haciendo y que a pesar de saberlo no lo evitan, hagan un acto heroico ante la sociedad y no la defrauden. ¡RENUNCIEN, COMENZANDO POR EL PRESIDENTE MADURO!

ULA – FACES

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