Pido la palabra: Al borde del colapso

Por: Antonio José Monagas…

Venezuela está atrapada bajo el delirio de grandeza de quienes buscan usurpar la historia

política contemporánea en nombre de una doctrina ideológica que

sólo tiene posibilidad de garantizar miseria para el pueblo.

El peligro siempre ha formado parte de la vida del hombre. Sobre todo, cuando ha pretendido lidiar con la incertidumbre sin tomar en cuenta los riesgos a los que se enfrenta. No sólo esto lo ha vivido en situaciones de adversidad que su temeridad le ha prodigado. También, frente a problemas derivados de su afán por alcanzar el poder necesario para dominar a otros. La política, por ejemplo, explica bien tales realidades habida cuenta que configuran el devenir del ser humano en medio de las dificultades propias que impone su movilidad como individualidad comprometida con propósitos de razón social. Ya hablaba Aristóteles sobre las necesidades e intereses que movilizan al hombre toda vez que debe enfrentarse a los avatares del “Leviatán”. Quizás reflexiones de este tenor, animó a José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español, a afirmar que “la vida es una serie de colisiones con el futuro”.

Revisar el concepto de peligro, asociado al significado de contingencia, amenaza o eventualidad, desde la perspectiva de la política, pareciera no coincidir a plenitud de lo que representa para el hombre social y emocional su desarrollo y crecimiento. Posiblemente, inquietudes de naturaleza política hicieron asentir al Conde De Mirabeu, un fogoso activista de la Revolución Francesa, asentir que “el mayor peligro de los gobiernos es gobernar demasiado”. Incluso, Simón Bolívar, en su discurso de Angosturas el 15 Febrero de 1819, expresó que “nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbre a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

Considerar que el gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan, hace inferir que tampoco un gobierno se estructure con propósitos que pongan en peligro el bienestar del ciudadano. No obstante, la ineptitud de gobernantes sometidos por ideologías obsoletas, aparte de sectarias, hace que la paz del terror y el silencio del despotismo se impongan como criterios de gobiernos. Así la nación sucumbe bajo el dominio de gobernantes obstinados, resentidos y desentendidos del significado de Estado democrático y social de Derecho y de Justicia.

No hay duda de que Venezuela está atrapada bajo el delirio de grandeza de quienes buscan usurpar la historia política contemporánea en nombre de una doctrina ideológica que sólo tiene posibilidad de garantizar miseria para el pueblo. En medio de tan aterrador marasmo, estos gobernantes han pretendido actuar en nombre de una revolución bolivariana de la cual se han valido para permitir el ingreso de un mal denominado: socialismo del siglo XXI. Fue así como el país cayó en la desgracia de ver arruinada su economía toda vez que su sector productivo fue objeto del peor descalabro de su historia. Descalabro éste provocado como resultado del (des)gobierno que severamente viene azotándolo sin tiempo ni medida. Hoy los pronósticos son gravemente desesperanzadores. Particularmente, en materia económica. Aunque algo menos, pero igualmente fustigante, representan para el ámbito político y también social.

Es así que se habla de una inflación que según algunos cálculos, 2015 estaría cerrando con una inflación por encima del 170% rayando en un 200% lo cual revela el craso fracaso del presente régimen y su modelo económico. En consecuencia, el país verá ahondar su recesión hasta el 7 % este año. Todo ello, en el marco de políticas macroeconómicas “insostenibles” dado lo desproporcionado de sus fundamentaciones. El régimen ha equivocado la dirección del país el cual lejos de escapar a seguir subordinado a la renta petrolera, no sólo se ha sometido más a la misma. Sino que además, el hecho de supeditarse a ella, desvirtuó el carácter de una economía en otrora declarada como referencia para América Latina. Hoy lamentablemente se sitúa en vergonzosos lugares, muy por debajo de países del llamado “patio trasero del subdesarrollo”. Por pagar deudas externas de insidioso y amenazador discurso, el régimen ha desdeñado las demandas populares haciendo que por ello el país se haya venido al suelo. Tanto, que los peligros de un sacudón están latentes. Más, cuando todo estar casi al borde del colapso.

“No hace falta que un escritor pronuncie la dictadura o que un político la denuncie para entender que cuando un gobierno es cuestionando por hechos de notoria arbitrariedad y desgarrado abuso, es porque la moralidad de sus gobernantes se cundió de indecencia por articular decisiones que develan un yugo de inhumana y tirana condición”

AJMonagas