Pido la palabra: Autores de mentiras

 

Por: Antonio José Monagas…

 El caso Venezuela, es un excepcional ejemplo de lo que cabe en medio de un mundo de contrariedades y falacias a partir de las cuales los politiqueros de oficio se dedican a inventar doctrinas que sólo sirven a propósitos propios del más rancio y atroz populismo.

Una cosa es mentir para ganar los acólitos necesarios para la subsistencia de una causa político-demagógica, y otra es que quienes predican las mentiras las entiendan como principios de justicia o verdades de perogrullo. Aunque esta situación ha inspirado capítulos de la historia política contemporánea, también ha sido factor de observación y cuestionamiento de la degradación que sigue marcando el devenir de realidades a estas altura del siglo XXI. Sin embargo, muchos de estos personajes de marras, cuyos discursos suelen confundir a ilusos, analfabetos y despreocupados, no siempre son ingenuas víctimas de sus apasionadas proclamas. Quienes caen en tan patético juego, son particularidades en el insólito universo de politiqueros encandilados por las ideologías que sustentan las ofertas políticas de las cuales se sirven para justificar su trabajo de románticos oradores.

El caso Venezuela, es un excepcional ejemplo de lo que cabe en medio de ese mundo de contrariedades y falacias a partir de las cuales los politiqueros de oficio se dan a la tarea de inventar doctrinas que solamente sirven a propósitos propios del más rancio y atroz populismo. Las patrañas de las cuales se ha valido el actual régimen político venezolano, superaron las fantasías del mismo Walt Disney. Cada cuento, cada invención, suele equipararse con la mejor de las ficciones. Sobre todo, cuando las tramoyas que sirven de escenario sobre los cuales elaboran y modelan sus mentiras de laboratorio, exceden medidas de injusticia e intolerancia establecidas por los despotismos que fungieron como referencia de tiranías en Latinoamérica.

Ahora le ha dado al alto gobierno o cabeza del régimen, el capricho de negarse a lo que la propia Constitución, determina en términos de lo que implica la separación de los poderes públicos en tanto que principio caracteriza al Estado de Derecho. El presidencialismo que igualmente aduce la misma Carta Magna, tiende contradictoriamente a sumarle facultades al Poder central. La animadversión en contra del Poder Legislativo, por el sólo hecho de ser representativo de factores políticos vinculados a la oposición democrática, ha llevado al Poder Ejecutivo a cometer transgresiones constitucionales que han fracturado el ordenamiento jurídico nacional. Incluso, no conforme con tan aberrantes actitudes, todas apoyadas en crasas falsedades, el Ejecutivo Nacional busca arrogarse atribuciones que, aunque inconstitucionales e ilegales, pretenden sacar al país del hueco que cavó para enterrarlo. Sólo que no ha sabido que jamás podrá arremeter contra las esperanzas de una población que se las sigue jugando todas por recuperar sus libertades conculcadas, los derechos violentados y la democracia mermada por obra del inhumano fundamentalismo revolucionario.

Cada discurso gubernamental supone que con el poder de acomodaticias locuciones, puede convencer a un país política, económica y socialmente golpeado a revertir el rechazo que en su contra se ha desarrollado. Frases tales como “Chávez está muy bien”, “Sea como sea”, “la Asamblea Nacional no va a instalarse”, o aquella de “10 millones por el buche”, entre otras igualmente repugnantes, dejan ver el talante vulgar del imaginario socialista, tanto como de la inventiva de los asesores gubernamentales.

Tanta bagatela difundida por radio, televisión y prensa escrita, aprovechándose del autoritarismo que le concede el abuso del cual hace gala el régimen criollo, da cuenta de varias cosas. Una, por ejemplo, es que las mentiras gubernamentales ya alcanzaron su máxima potencia. Por tanto, tramar algún proyecto, por conveniente que pudiera ser, está condenado a reducirse a su máxima expresión. Tal como sucede en matemática, al simplificar operaciones. El régimen no tiene posibilidad de fraguar nada por cuanto todo lo engendra ayudado por la argucia de la cual se ha valido para impresionar impúdicamente a la población. Aunque pareciera no saber que su propaganda impacta sólo a aquel pueblo resignado y conformista el cual, por suerte, es el de menor peso político.

Otra de esas razones que ponen a descubierto las mentiras del alto gobierno, tiene que ver con la discriminación utilizada como factor de desigualdad, intolerancia y exclusión. Por eso, la gestión de gobierno, viene arrastrando inusitados problemas. Tantos que en 2016, Venezuela ha demostrado tener el peor desempeño macroeconómico del mundo. Todo esto y mucho más, por el vergonzoso hecho de intentar ganar espacio político con el beneplácito de gobernantes que sólo son autores de mentiras.

“Mientras que los populistas recrean su discurso con base en engaños estructurados a partir de promesas que terminan siendo incumplidas, el espíritu democrático de todo pueblo conciente de dicho engaño se aferra a la esperanza como factor de lucha y de victoria”

AJMonagas