Pido la palabra: En economía no caben estupideces

Por: Antonio José Monagas…

Más que insensato, es estúpido, que un gobernante -al abusar del poder bajo el cual actúa- crea que la economía va a arreglarse mediante imposiciones, sanciones o medidas represivas dictaminadas en nombre de presunciones legalistas  que para hoy lucen ridículas e inválidas.

 

Las realidades no admiten dudas, aun cuando las verdades puedan variar en sentido y magnitud. En política tanto como en economía, este principio es inexorable. La política, al igual que la economía, se pronuncian en torno a hechos que responden según las circunstancias confirmen su alcance. La economía, en tanto que ciencia social, adquiere forma en el tránsito que sobreviene de la brecha que se da entre la necesidad y el interés que se patentiza en el curso del desarrollo humano.

Así como el hombre se realiza en la política, desde el mismo momento en que conciencia su participación en el discurrir diario que le provee su propia vida, asimismo se descubre y se remoza a partir del mismo instante en que entiende que su socialización depende del modo en que sus decisiones se accionan. Pero sólo en aquel contexto donde la economía estimula su relacionamiento con el mundo que suscribe sus movimientos.

De ahí que resulta absurdo pensar que el equilibrio social que el hombre se plantea en el fragor de sus acciones, puede alcanzarse al margen del manejo de la economía como instrumento de racionalización de la producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios. Aún cuando tampoco pudiera coexistir con razones que no se corresponden con la ecuanimidad que la naturaleza le asigna al modo bajo el cual el hombre debe responder por su sobrevivencia en un mundo de múltiples recursos escasos y cuantiosos criterios de eficacia.

En consecuencia, no luce razonable, ni tampoco justo, mucho menos propio de sistemas políticos que se declaran a favor de un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” que se ha pronunciado concomitante con la solidaridad, el pluralismo político, las libertades y los derechos humanos, que un gobierno de hombres consustanciados con tan trascendentes compromisos se arrogue facultades para atropellar esos mismos derechos exaltados como preceptos contenidos en el Pacto Social que configura la Constitución como Carta Magna que es y debe ser para una comunidad nacional o regional.

Es decir, que es inadmisible que luego de tanta declaración que conjuga valores de ordenamiento jurídico, aunque mejor parece desvergonzada charlatanería, que pretenda dislocarse la ley de la oferta y la demanda que suscribe la teoría económica por la desvirtuada comprensión de lo que tan capital principio económico establece.

De manera que más que insensato, es estúpido, que un gobernante -al abusar del poder bajo el cual actúa- crea que la economía va a arreglarse mediante imposiciones, sanciones o medidas represivas que dictamine en nombre de presunciones. Además que para hoy, éstas lucen ridículas e inválidas.

El caso que tras estas líneas busca destacarse, tiene que ver con la medida asumida por el mampuesto fiscal de la República cuando ordena la detención del propietario del portal digital Dólar Pro. Actuando bajo el engreimiento declarado cuando dice que “quien quiera elevar el costo del dólar paralelo, le caerá el precio de la ley”, ha pretendido que con tan tiránica e ilusa orden puede arreglar o reparar el grosero desorden en que ha caído la economía nacional. Precisamente, por causa del exagerado desconocimiento que estos gobernantes tienen en materia económica. O porque están creyendo que la economía es susceptible de reacomodos incoados por decreto populistas y demagógicos, o resolución militarista alguna.

Bien equivocado, que está quien así concibe la economía. Así que, ante tales desmanes absolutamente injustificados, y observando lo que desde el Ejecutivo Nacional se ha hecho con el aval cómplice de instituciones políticas, judiciales y financieras del Estado, vale preguntarse, ¿quién ha aplicado terrorismo financiero y ha destruido la moneda venezolana? Y es que estos gobernantes, no saben o desvergonzadamente ignoran que en economía no caben estupideces.

“Cuando un mercado de capitales se torna sonso y sordo por la confianza que le imprime tener sus arcas están bajo la discrecionalidad de politiqueros aduladores, el manejo de la finanzas se vuelve tan lento que da tiempo a estos personajes, que no por ignorante dejan de ser groseramente corruptos, hacer creer que por hablar de ciudadanía, puede vivirse de la euforia que produce imaginar lo que jamás un bolsillo de pueblo podrían guardar un día cualquiera”

AJMonagas