Pido la palabra: Pichirre y manirroto

Por: Antonio José Monagas…

Lo que ha venido ocurriendo en el país, a merced del revuelto manejo gubernamental frente a la diversidad de problemas que su gestión ha causado, da cuenta de una terrible aberración política cuyos resultados han comenzado a agravar las realidades.

Ser tacaño y derrochador al mismo tiempo, pareciera contradictorio. Pero en verdad, no lo es. Sobre todo en política, donde las incompatibilidades y las discordancias fungen como elementos propios del juego que caracteriza tan complicada dinámica. De manera que en medio del discurrir político, no es difícil advertir las contraposiciones o discrepancias a partir de las cuales se fundamenta el ejercicio de la política. Pero de aquella política en la que lo posible resulta imposible y lo imposible permisible. O sea, de probable razón que hace impostergable la aprobación de propuestas que han de contar con inmediato financiamiento. Y ese estilo de hacer política, ocurre en medio de situaciones saturadas por un gobierno codicioso por encubrir sus escamoteos tanto como con problemas incitados a través de coyunturas agravadas por acusaciones, a su vez abultadas mediante informaciones acomodadas y manipuladas, como con represión ejercida sin ninguna contemplación.

Los gobiernos que encauzan su gestión política con tan aberrados descargos, son aquellos cuyas acciones se sirven de la tramoya necesaria para justificar el empleo descomedido de recursos financieros. Tales perversidades, las llevan adelante forzando presupuestos o esgrimiendo situaciones con infundadas excusas. Ello, sin comedir consecuencias. Y si acaso lo hacen, simplemente las obvian basándose en el argumento de que el precio político de evitarlo, es cuantiosamente alto lo que lleva a preferir manejarse con empañados u oscuros criterios de administración de gobierno.

Lo que ha venido ocurriendo en el país, a merced del revuelto manejo gubernamental frente al monopolio que ha representado ser proveedor único de papel periódico a casi la totalidad de los diarios impresos del país, da cuenta de una terrible aberración política cuyos resultados han comenzado a agravar las realidades. Realidades éstas que han buscado ampararse en preceptos constitucionales sin mayor o ningún alcance. Por lo contrario, las mismas han tendido a hacerse más confusas y ambiguas.

No obstante al mismo tiempo, el gobierno articula razones elaboradas a fuerza de embrollos para fundamentar decisiones tan absurdas como la de franquear divisas a países anteponiendo cierta solidaridad que poco o nada explica. Mientras que en contraparte, reduce divisas o son descartadas de programas sociales cuya importancia pareciera no ser considerada o comprendida. Salvo cuando hay necesidad de actuar populistamente o con intenciones proselitistas.

Esta es la forma que sigue una gestión gubernamental que no atiende ni entiende razones que escapan de una escasa mirada más allá de donde su miopía alcanza a ver. Así es como se evidencia un gobierno que sin resolver los embrollos que su misma enredo genera, de manera simultánea actúa cual agente pichirre y manirroto.

“Un gobierno cuya política de desempeño se gestiona con criterio de tacañería y derroche al mismo tiempo, estará labrándose un destino tan inexorable que no habrá forma posible y real de revertir el daño que causaría a sus gobernados. Ni tampoco, el de salvarlo de la aplicación de una dura condena popular que recaería sobre sus funcionarios”

AJMonagas