En nuestras costas es rara vez que aparezca un tiburón peligroso, aunque si se han dado casos en forma esporádica.
Australia es un país, un continente en si mismo donde bañistas y surfistas han sido atacados numerosas veces por enormes tiburones, entre ellos el temible tiburón blanco.
Ahora las autoridades australianas usan los Drones, esos pequeños aviones teledirigidos por sofisticadas computadoras –que también han sido probados en mortíferos ataques de blancos y enemigos- desde lo alto para escudriñar las costas y mares para alertar la presencia de los escualos de dientes aferrados.
Se ha comprobado que son tres veces más útiles que el ojo humano en detectar a los tiburones en cercanía de bañistas, y así prevenir sus peligros. Estos Drones son utilizados especialmente en las costas de New South Wales, donde más abunda el peligro.
Se podrían utilizar estos ingenios voladores en nuestros mares, tanto para detectar buena pesca como alertar algunos peligros, o incluso en caso de accidentes.
Recuerdo hace años cuando estuve invitado en Australia, en el noreste en Queensland, recorrimos muchas hermosas islas del Mar de Coral, donde se sucedió una cruenta batalla naval contra barcos de guerra japoneses.
Volé en un pequeño avión Cesna con un experimentado piloto a quien llamaban “bush pilote” o piloto de arbustos, al volar casi a ras del suelo. Dejamos una de las islas y de pronto me señala a mi derecha: en el agua transparente un gigantesco tiburón blanco, cuan largo era, dormía o estaba en acecho en espera de alguna desprevenida víctima.
En el Mar Caribe los hay a montones, no importa su color.
Valentín Ladra
