Por la calle real: 12 de octubre e identidad

Fortunato González

Por: Fortunato González Cruz…

En mi ciudad de Mérida de Venezuela no se podrá celebrar el 12 de octubre al pié del busto de Cristóbal Colón, ni de la estatua ecuestre del fundador Juan Rodríguez Suarez porque ambas fueron derribadas por el ímpetu vengador de la revolución. El 12 de octubre se denomina ahora “Día de la resistencia indígena” que por los resultados lo que se conmemora es un gran fracaso, o ¿es que los compatriotas hablan piaroa y viven en churuatas?

El fracaso histórico de Venezuela y de otros países de la América Hispana se ha explicado de muchas maneras, pero la tesis que me parece más acertada, defendida por personalidades tan diferentes como Arturo Uslar Pietri y José Manuel Briceño Guerrero, está en nuestro propio desprecio a lo que somos: un “nuevo género humano”, como nos definió Simón Bolívar en la Carta de Jamaica. En el ADN de Latinoamérica existe una amasijo de razas y culturas que se fundieron en una nueva. Somos indígenas, españoles y africanos y en algunos países como Venezuela hay además sangre italiana, portuguesa, alemana y otras mezcladas en la inmensa retorta que ha sido esta tierra caribeña sensual, como la denomina Isabel Allende.

Cada gota de sangre que corre por las venas latinoamericanas aporta lo suyo, que, como dice Briceño Guerrero, luchan dentro de cada uno de nosotros como tres minotauros: el indígena sometido por siglos a los aztecas, incas y caribes; colectivista, elemental, salvo el esplendor fundado en el trabajo esclavo de los mayas y de los incas. El español metido en el siglo XV de linajes y prejuicios, que despreciaba el trabajo, avaro y cruel. El negro esclavo cargado de resentimientos y magias. Los primeros, trabajadores y creativos en particular en Mesoamérica y el Altiplano, los segundos en plena conformación como Estado liberados del dominio árabe. Luego la segunda oleada de industriosos europeos, quienes hartos de guerra y miseria se vinieron a construir un mejor futuro. El fracaso como nueva raza se lo cargan unos a los otros, se sabotean los pocos éxitos unos a los otros, y los tres echan la culpa a la “dependencia” y al “imperialismo” como expiación. Y así, “entre golpes y traspiés, persiguiendo tus ovejos, se te van poniendo viejos los deditos de tus pies” como la Loca Luz Caraballo, arquetipo de lo que somos. Es como si fuésemos refractarios al éxito.

América tiene tres grandes fundamentos de unidad continental: el cristianismo, la lengua y una base cultural común con sus particularidades de gran riqueza, que sumados a la espléndida naturaleza constituyen un patrimonio que si se apreciara sin complejos ni utopías sería la base para una la prosperidad que se nos hace ajena. Pero entre la politiquería populista, la demagogia y el saqueo apenas mostramos unos pobres resultados. ¿Podremos construir prosperidad como somos y con lo que tenemos? ¿Vendrán tiempos de amansar los minotauros y salir del laberinto? No lo sé, pero por ahora continuamos ajotándolos y sofocando las luces con las que pudiéramos alumbrar el porvenir.