Por la calle real: “Chupito Bolivariano…Por ahora”

Fortunato González

Por: Fortunato González Crúz….

Quizás el alto nivel de bienestar y prosperidad alcanzado por España los lleve a buscar cinco (o tres según Cervantes) patas al gato, eso de “empeñarse temerariamente en cosas que pueden acarrearle daño» como dice el Diccionario. Ya la cuestión nacionalista les ha traído bastante dolor de cabeza, o el empeño en desdibujar la identidad por querer ser más europeos a costa de ser menos españoles, que es justamente la mayor riqueza de España, como ser más alemanes, o más franceses o más italianos para ser más europeos respectivamente. Me gusta el discurso de Matteo Renzi y su orientación europeísta, humanista y ética.

Pero la reflexión va por la irrupción en la política española de unos rufianes que se han hecho con los votos de más de un millón de buscadores de alternativas al espectáculo en que han convertido la política los partidos, que deberían tener mayor conciencia de sus graves responsabilidades. Han pescado en río revuelto.

Atrincherado en mi Venezuela bolivariana sin una máquina de afeitar, ni harina, ni papel higiénico, ni repuestos para vehículos ni más del 70% de los productos básicos; respirando apenas el poco aire de libertad que aún queda, soportando el deslenguado y cruel discurso oficial, ahora resulta que mis ancestros españoles abren la puerta a un disparate histórico que les puede costar muy caro, como le está costando a Cataluña la vanidad de una clase política que por ociosa no tiene más entretenimiento que jugar con fuego sin medir los riesgos de su propio achicharramiento.

Tengo la impresión de que lo serio es enriquecer el patrimonio de nuestra civilización y que las amenazas más serias provienen del fundamentalismo islámico y el inescrupuloso poder financiero. Europa tiene en sus raíces cristianas poderosas bases para enfrentarlo. Me hubiese gustado algún símbolo en los actos de Felipe VI. España no puede seguir perdiendo esfuerzos en controlar unos insensatos como Carod-Rovira, aquel mequetrefe de Ibarretxe o este chavito de ahora, absolutamente irresponsables que joden por puro joder y desvían la atención de las grandes cuestiones de las que tiene que ocuparse la sociedad, al Estado y al Gobierno.

Demasiado a la vista están países que, como mi patria Venezuela, viven experiencias absurdas y crueles, victimas de personajes sin escrúpulos cuyo único objetivo es saciar su enfermiza sed de poder y la destrucción de los valores que han sido la base de la construcción de la civilización, justamente porque son esos valores los que enervan sus posibilidades.

Los renovados aires que soplan en España cargan también algunos malos olores de origen conocido. La historia tiene sus enseñanzas y los españoles, en general, saben lo que hay que hacer y deberían tener la disposición para hacerlo.