Por la calle real: Entre intereses y patriotismo cívico

Fortunato González

Por: Fortunato González Cruz…

Asisto a una reunión de la Comisión de Patrimonio del Municipio Libertador y lo primero que impacta es el sentido de compromiso de sus integrantes, sus conocimientos técnicos y su disposición para hacer su trabajo lo mejor posible. Un segundo aspecto que me impresiona es el altísimo nivel de anarquía que impera en la ciudad en materia de preservación del patrimonio que es fundamental para mantener las características distintivas de la ciudad de Mérida, y constatar que son los gobiernos regional y nacional los que menos respetan el patrimonio colectivo: Un solo ejemplo basta: el feo edificio levantado en el estacionamiento de la plaza de toros con violación de toda normativa y con una evidente agresión al ambiente urbano. También son irrespetuosos algunos connotados defensores de la “merideñidad” siempre que no toque sus intereses. ¿Dolor por la ciudad? Sí, pero sin tocar los intereses particulares ni mucho menos las actuaciones arbitrarias de los gobernantes.

Las agresiones al patrimonio urbano son graves en el centro histórico de la ciudad y paulatinamente van desapareciendo los elementos visuales que la aportan identidad. La falta de una efectiva policía administrativa y los inefectivos instrumentos sancionatorios hacen que en la oscuridad de la noche o en los fines de semana, y los más audaces a plena luz del día, demuelan viejos testimonios de nuestra arquitectura colonial y violen las ordenanzas urbanísticas.

Hay sectores particularmente sensibles a estos ataques justamente por su gran valor urbanístico e histórico como El Sagrario, Belén, Milla, El Encanto. Es estos sectores hay valiosos testimonios de la cultura merideña, legados importantes de un pasado con mejor sentido estético, espacios que identifican esta ciudad. Es importante que el Municipio, el gobierno regional y el nacional compartan esta responsabilidad y asuman en collera actuaciones concretas que detengan el deterioro y revaloricen los espacios más degradados.
Buena parte de la estatuaria de la ciudad e importantes y valiosas expresiones artísticas se pierden. Nada de colocar de nuevo al conjunto escultórico de los conquistadores de la Sierra Nevada, ni la estatua ecuestre del fundador de la ciudad, ni reponer el mármol de Cristóbal Colón, ni preservar la policromía de Carlos Cruz Diez en el aeropuerto.

No es que defienda la inmovilidad, ni desconozca la dinámica del sistema urbano, sino que existen elementos tangibles e intangibles que no se pueden perder sino por el contrario conservar y revalorizar. En eso trabajan con mística los profesionales que integran la Comisión de Patrimonio de la ciudad, como quijotes…!