Razones y pasiones: Golpe a golpe, magnicidio a magnicidio

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

El guión del Gobierno sigue inalterable: es necesario manifestar con reiteración cacofónica, afectando el mayor histrionismo, que la oposición planifica sin cesar golpes de Estado e intentos de magnicidio, pero que hasta ahora la capacidad de la inteligencia gubernamental ha sido capaz de develar y neutralizar. Claro que nunca se han dado a conocer con objetividad los pormenores que orientan cada el golpe, la forma de concretar el magnicidio y, por supuesto, los comprometidos, centrándose todo en un bullicio nacional que distrae la atención de la población antes centrada en los problemas de escasez, inflación e inseguridad. A la par, la oposición disminuye sus reclamos y críticas, para centrarse en la inmediatez de tratar de desmontar los engaños que va superponiendo el Gobierno.

En lo que sucede se hacen presentes dos de los once principios de Goebbels, el jefe de propaganda nazi. Uno de ellos, el de la transposición: Si no se pueden negar las malas noticias es indispensable inventar otras que las neutralicen. El otro, el principio de la renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el pueblo ya está interesado en otra.

Ese papel estratégico es el que se pone en juego cuando el Gobierno, ocupando a plenitud los medios de comunicación, da a conocer el haber descubierto un “antipatriótico e inconstitucional” golpe de Estado o un intento de magnicidio, perpetrado por las fuerzas del averno, representadas por la derecha opositora y los tentáculos del imperio gringo. Sobre esto último, también es necesario indicar que siempre resulta adecuado, por aquello de mover el patriotismo y de defender el país de la injerencia extranjera, inculpar a un enemigo externo. Esto es así porque al saber la gente que la oposición por sí sola no puede dar un golpe, es necesario venderle la idea de que si le es posible con ayuda de la primera potencia del mundo, lo que le facilita al Gobierno que la distractiva denuncia sea creíble.

Pero el guión no termina ahí. Es importante redondearlo es búsqueda de la mayor credibilidad. Así, se asegura que se han producido contactos para contratar a mercenarios de la Europa Oriental y del Oriente Medio, lo que hace más atractiva la comedia, pues ésta siempre debe endulzarse con toques exóticos. De igual manera, a lo mejor para oscurecer un tanto el éxito colombiano que se ha convertido en referencia comparativa, se acusa a su Gobierno de participar en la desestabilización y al embajador norteamericano en el hermano país, Kevin Whitaker, de utilizar sus privilegios diplomáticos para confabular con la Machado, Borges, Burelli y otros. El otro elemento está dado por el hecho de que como las Fuerzas Armadas son chavistas, lo que imposibilita el golpe por esa vía que de hecho es la más común, hay que mantener la idea de que se planifican golpes atípicos, poniendo como ejemplo la ridícula consideración de que el avión Tucano, tenía la misión de bombardear el acto en la Victoria, el Día de la Juventud, para de esa manera lograr (¿…?) intempestivamente adhesiones, diciéndonos con ello que los venezolanos, Ingenuos y borregos, podemos unirnos por efecto del crimen.