Respeto, por favor

Las sociedades organizadas tienen normas y las cumplen para que los residentes de un país se sientan protegidos, amparados y dispuestos a cumplir con sus deberes y a disfrutar de sus derechos. Lamentablemente, en Venezuela, y para añadir otro problema más a la larga lista que soportamos cotidianamente, estamos presenciando el fenómeno de un menosprecio total y absoluto a las norma de convivencia social que deberían guiar nuestra conducta para hacer más llevadero el camino lleno de dificultades que estamos transitando. Se trata nada más y nada menos que del respeto a nuestros semejantes. No es justo, que gente inescrupulosa, pésimos ciudadanos, sin educación y buenas costumbres, se dediquen a atormentar a todo un vecindario porque ellos están “de fiesta”. Tiene súper equipos de sonido en sus vehículos, y deben, porque sí, darles todo el volumen que aguanten para “divertirse”, bebiendo, gritando y molestando a los demás. Para esos “seres sin conciencia” no existe otra ley que la de ellos. Sus pobres mentes, atrofiadas de tanto  ruido y   poco evolucionadas no les dan para pensar que hay personas a su alrededor que tienen el derecho a descansar.No piensan que puede haber en la zona niños o adultos enfermos que requieren tranquilidad. Que puede haber luto en alguna de las casas, en fin son tantas las circunstancias que se presentan en una comunidad, que no existe ningún argumento que avale  la presencia de unos irracionales a perturbar la paz y el sosiego de una familia o peor aún de toda una colectividad –

En otros países, donde hay leyes estrictas y se cumplen se aplican severas sanciones contra los transgresores de las normas de convivencia. Pero aquí las autoridades se hacen de la vista gorda, se hacen los locos como decimos coloquialmente ; prefieren no enfrentar a los abusadores  y dejan que  las personas de buena voluntad que están en sus hogares durmiendo , sean las que tengan que soportar el bullicio  y los sonidos estridentes.

Las plazas de Mérida y otros lugares,  están sufriendo el azote de esto indeseables. El parque Las Heroínas es un ejemplo clarísimo de lo que estamos afirmando. Los vecinos ya no saben a quién acudir, y entonces…¿a dónde vamos a parar, si no hay  una autoridad que decida ponerle un coto a esta situación de irrespeto y agresión consuetudinaria?

La triste conclusión es que cada día más está fallando la educación moral y cívica, pareciera que a los abusadores nadie les enseñó lo que es el respeto a los derechos de los demás y por lo tanto les da igual portarse correcta o incorrectamente, sencillamente no les importa. Son indolentes y no recibieron instrucción de sus padres, representantes o incluso de sus maestros.

Es urgente y necesario que las autoridades pongan mucha atención en esta denuncia para ponerle fin a las noches de desesperación de los vecinos a sitios como los antes nombrados. En cuento se apliquen las primeras sanciones, y haya la presencia policial en las zonas afectadas, terminará la pesadilla, porque los “bochincheros, sin oficio ni beneficio”, tendrán que ir con su escándalo a otra lugar donde no incomoden a los demás. Eso esperamos.

Redacción CC