Largas colas e inciertas esperas de hasta 1 hora para poder acceder al transporte público en diversas zonas de la ciudad, es el panorama con el que deben lidiar miles de merideños, quienes hacen “maromas” para lograr llegar sus destinos cotidianos.
El mal estado de las unidades como también la pésima atención por parte de los profesionales del volante, se suman a esta grave problemática que aqueja a la colectividad clase media y baja, que no dispone de un vehiculó particular para sus desplazamientos, teniendo que soportar desde hacinamiento durante el trayecto de las rutas hasta música a volúmenes nocivos para la salud auditiva, convirtiendo la travesía diaria para salir de casa a las actividades comunes en una “pesadilla”.
Vecinos de la urbanización Carabobo en el sector El Chama afirman que deben realizar enormes colas e incluso esperar hasta 1 hora y 30 minutos en algunos casos para poder “agarrar” el autobús, afirmando que cada vez este servicio se torna de peor calidad debido al maltrato que recibe por parte de los choferes, quienes han llegado a negarle la prestación de este servicio público a estudiantes y personas de latercera edad, ocasionando caos y malestar al público en general.
Por su parte, los profesionales del volante alegan que debido al alto costo de los cauchos y repuestos, que los mantiene en “Jaque Mate” y al borde de un colapso operativo, no pueden “brindarle a nadie el servicio gratis o subsidiado”.
La grave crisis económica que padece el país, mantiene “en vilo” a toda la población y el transporte público no escapa de esta cruda realidad, agobiando cada vez que más al ciudadano común, quien paga las consecuencias de la inoperancia e ineficiencia de la “Revolución Socialista del siglo 21” que ha sumergido al país con las mayores reservas de petróleo del hemisferio occidental, en la pobreza y precariedad, ocasionando que hasta movilizarse por obligación u ocio sea un lujo inaccesible para pocos. Emmanuel Gil – Practicante..Comunicación Continua
