Mi sueño y el de todos, vivir en libertad

Más de 30 días suman las jornadas de protestas en toda Venezuela durante el 2017,  desde que el Tribunal Supremo de Justicia a través de las sentencias 155 y 156 de la Sala Constitucional  anunció que asumiría las competencias de la Asamblea Nacional por mantenerse en desacato, medida que fue rechazada por los venezolanos en la calle y desde ese momento cientos  de venezolanos han sido heridos producto de la represión, sin olvidar a quienes cayeron mientras luchaban en las calles por el rescate del país.

Bombas, perdigones y gas pimienta son algunos de los recursos que utilizan aquellos de uniforme para reprimir las protestas en cada rincón, mientras que “La Resistencia” utiliza improvisados escudos para repelar el brutal ataque de esos funcionarios.

Mi sueño y el de todos, vivir en libertad, honro la memoria de esos jóvenes que como muchos apenas crecimos en un gobierno que lleva 18 años al frente de este desastre, y nos ahoga entre bombas, nos hiere con perdigones, nos roba el futuro.

“Mi protesta colapsa tu tráfico, pero tu indiferencia colapsa mi país”, “Elecciones YA”, “Libertad para los presos políticos” “NO + Represión” son solo algunos de los mensajes que se dejan ver en cada pancarta dentro de las concentraciones en las calles del país.

La asistencia a las distintas convocatorias de calle han sido contundentes, protestas, trancas, movilizaciones, marchas, vigilias, pancartazos; pero a cualquiera debió haber movido la fibra esa movilización del pasado viernes donde los protagonistas de la calle fueron los abuelos y bisabuelos de esos chamos de 15, 18 y 20 años que sin temor salieron, marcharon, atravesaron cordones policiales, fueron reprimidos con gas pimienta pero allí estuvieron, al frente sin darse por vencidos, luchando por Venezuela.

Hoy, 14 de mayo mi reconocimiento especial a las madres de Venezuela, esas mujeres que madrugan día a día, mujeres trabajadoras, luchadoras; esas que cumplen el rol de padre y madre a la vez, aquella que es maestra, psicóloga, abogada y médico a la vez; la que se desvela pensando en el mañana, la que trabaja día y noche para llevar el pan a la casa, aquella que hace la cola exponiendo su vida por un paquete de harina o un kg de arroz,  pero sobre todo “es mamá”, la que daría la vida por ti una y otra vez de ser necesario.

Honro a cada mujer valiente que sale a la calle con su bandera tricolor, con la imagen de la virgen, su pancarta, aquella que camina sin descanso una y otra vez marcha tras marcha, aquella que no pierde la Fe, la que no se rinde.

Duele saber que de estas  mamás han perdido a sus hijos, sobrinos, hermanos en la calle, «Mamá me fui a luchar por Venezuela, si no regreso, me fui con ella», esa frase que aunque duele es real y se vive en Venezuela, no solo en protestas, sino en el día a día producto de la delincuencia desatada que le arrebata a la madre Venezuela más y más hijos en las calles.

Con la convicción de que la lucha no será en vano, vendrán tiempos mejores; aquellos que se tomaron otros rumbos fuera del país volverán para entre todos reconstruirlo, porque Venezuela es cuna de libertadores hoy, mañana y siempre…

Desde Comunicación Continua saludamos a las madres venezolanas en su día…

Jesús Quintero.