Parece que Venezuela lleva 20 años viviendo un viacrucis que se ha intensificado sin lugar a dudas en el último lustro de estancia del chavismo en el poder, lo han soslayado todo: el acceso a alimentos, medicamentos servicios públicos (agua, energía eléctrica, gas doméstico, telecomunicaciones en general). Sin embargo, en esta época del año es prudente sacar a relucir lo único que el régimen no ha podido doblegar, el espíritu y la Fe de nuestra gente.
La sociedad civil, que nunca ha perdido la esperanza y que entiende que por más amargo y oscuro que se torne el presente siempre al final del camino habrá luz, una luz que tendremos que saber aprovechar y valorar para que nunca más se apague. Mientras llaga el momento de la liberación, lo único que se debe hacer es no desfallecer en la carrera porque estamos en las adyacencias de la meta, aunque se perciba lento el proceso por la urgencia, por tantas vidas perdidas y por la sangre derramada; la verdad es que la transición hacia la libertad hoy es inminente.
Aunque a lo interno de la política venezolana todavía parece que hay dudas y discrepancia en cuanto al método, existe mucho más en juego que los caprichos partidistas o ideológicos de un grupo y eso lo saben los líderes del gobierno de transición. Así que, a pesar de que el fantasma de las negociaciones resurge en la voz de personajes generadores de opinión que no voy a mencionar, pero que han replanteado esta opción ya probada, reintentada y fracasada, la verdad es que la mayoría de los actores que acompañan el interinato de Guardó han descartado enfáticamente esa alternativa, porque entre otras cosas saben que la comunidad internacional no perdonaría una nueva sentada con Maduro o sus representantes y la razón es muy sencilla, allí no se hablaría con civiles o militares comunes se estaría hablado con delincuentes responsables de delitos de lesa humanidad, narcotráfico, terrorismo y de ello sobreabundan pruebas en el exterior, en este sentido, dialogar o permitir que Maduro o cualquiera de su entorno se midan en futuras elecciones (aun cuando estas se realicen con un nuevo CNE y todas las condiciones óptimas) el hecho de dejarlos participar seria como darles amnistía y por supuesto sería muy mal visto a nivel internacional y connacional también.
Por cierto, las figuras que han desempolvado la idea de una “salida negociada” ni siquiera forman parte o son nombrados por quienes hoy son el centro de la atención política en el país. Lo antes expuesto fue con el objetivo de invitar a la ciudadanía a no desanimarse… por primera vez existe la sinergia entre los actores internos y los extranjeros para rescatar la democracia. Como sociedad civil los venezolanos de todos los sectores hemos sido pacientes y cooperadores de las iniciativas que a lo largo de los años se han puesto en práctica, en estos días santos corresponde aferrarse a la oración para resistir los últimos golpes del régimen que va a mover todas sus fichas para evitar afrontar la justicia, están echando mano de sus aliados directos e indirectos (los colaboracionistas).
Pero, por más densa que parezca, la niebla siempre es pasajera y la claridad llega, de modo que Venezuela pronto renacerá para escribir nuevas páginas que de seguro no serán fáciles, pero, son necesarias para que el país vuelva a adherirse a la realidad del mundo del que hasta hoy se ha mantenido aislado.
Lawrence Parra- Practicante CC.. @lawrenceparras