Debe haber en nosotros una incesante búsqueda de cambios, detenernos a pensar y realizar profundas reflexiones, continuas y aceleradas, explorativas, que se trasladen y comiencen inclusive desde este instante, en el que estas líneas son leídas. El llamado es a mirar atrás, sobre lo hecho y sobre todo, sobre lo que se creía “bien” hecho y la manera en que se hizo, no solo lo propio, también lo colectivo, lo regional y lo nacional, inclusive lo mundial e histórico de la humanidad, de los pueblos del mundo y de tu pueblo, de tu ciudad natal y de residencia, de la realidad y el cúmulo de conocimientos, leyes, conceptos, teorías y acciones, que detrás de ella hay.
Una sociedad sumergida en una crisis tan profunda (de valores), aclama un nuevo presente, necesario de construirse, necesario para nuestra propia existencia, ante esta realidad inquieta, resulta aún más expectante el porvenir, el cómo hacerlo y cómo afrontarlo, y sobre todo, el cómo hacerlo sustentable y enmarcarlo como una nueva forma de vida, vida de cambios, cambios que van desde las diversas actividades y acciones que desempeñamos en nuestra cotidianidad, hasta las más profundas reflexiones y planteamientos, para construir nuevas empresas, proyectos, realidades y en definitivita, sociedades.
Por: Ec. Daniel Vásquez
