PIDO LA PALABRA
VENTANA DE PAPEL
FRIAMENTE CALCULADO
Por fin, salió del escondrijo quien fuera expelido de la posición política alcanzada a través del programa de televisión que mantuvo por varios años en la planta televisiva del Estado venezolano, VTV. Se trata de Mario Silva, quien este viernes dio a conocer, mediante comunicado público, su defensa de cara a lo vivido. En principio explica sobre la precariedad de su salud lo cual utiliza como excusa para justificar su ausencia del plano político. Particularmente, a través del programa que hasta ahora mantuvo por la emisora Makunaima Kariña MK 104,9 FM, una radio de contenido político ideológico anotada del lado de la “revolución” pero que igual acaba de cerrarse. Por supuesto, dicho comunicado sirve para ejercitar su puntería al insultar aquellos periodistas y medios de comunicación que han referido algo sobre su manera de manipular y negociar información en perjuicio de las libertades y los derechos sobre los cuales descansa el discurrir democrático.
Por otra parte, pretende crear la saña necesaria para explayar, aunque sin fundamento alguno, circunstancias que pusieron al descubierto oscuras negociaciones cuestionadas, incluso, por afectos al régimen. En consecuencia, contraataca con los mismos argumentos que sirvieron para señalarlo ante su denigrante comportamiento como hombre público y de algún modo, representante del alto gobierno. No obstante, de una lectura entre líneas de su comunicado, no es difícil dar cuenta que buena parte de su explicación lleva una intención subliminal por la cual busca “expiar sus pecados”.
A vuelo rasante, deja ver la derrota que padecería el régimen toda vez que las circunstancias, luego del 8–D, animarían un referéndum revocatorio con el apoyo del imperialismo norteamericano lo que obligaría al presidente Maduro a que “entregue la revolución y le de paso a la oligarquía (…)”. No hay duda de que Silva reconoce las dificultades por las que atraviesa el régimen. Todo pareciera ser fríamente calculado.
LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Es indiscutible el valor alcanzado por la Iglesia Católica en dos mil años de difíciles acontecimientos que determinaron su sitial no sólo en el terreno de la espiritualidad, sino además en la escena social y política del mundo. América Latina ha sido valuarte fundamental en la consecución de tales resultados. Su historia, es claro indicativo del esfuerzo que realizó la Iglesia Católica a través del apostolado de sus religiosos y laicos para ganar el espacio sobre el cual se depararon procesos que coadyuvaron a definir la senda que tomarían poblaciones y comunidades enteras. Su tarea civilizadora es innegable. Ya entrado el siglo XXI, la Iglesia no ha dejado de repuntar y asentir propósitos concebidos mediante la Doctrina Social motivada con base en los preceptos de la Divinidad y en el ejemplo del Dios convertido en Hombre: Jesucristo. Pero tampoco ha dejado de hacer valer las razones que han servido para estimular el desarrollo de naciones alrededor del planeta.
Un ejemplo, por modesto que pudiera ser, es el que recién vivió la ciudad de Mérida con motivo de la Ordenación Episcopal de Monseñor Alfredo Enrique Torres Rondón, designado por el Papa Francisco como Obispo Titular de Sassuna y Auxiliar de Mérida. Esto reveló la fuerza de la Iglesia Católica en su poder de convocatoria al reunir un importante colectivo que colmó los espacios de la Catedral Basílica Menor Inmaculada Concepción de Mérida y sus alrededores. Pero no sólo fue eso. Quizás lo más emotivo de tan hermoso y recordado acto eclesiástico, fue la manifestación de afecto que demostró la ciudad toda vez que sintió alborozadamente la decisión papal como un triunfo espiritual, social y cultural en el fragor de un periplo político que ha conmocionado sentimientos y esperanzas de libertad. Sin embargo, alcanzar estas reivindicaciones, no impiden insistir en pos de más resultados. Tal como lo expresara el Arzobispo Metropolitano de Mérida, Mons. Baltazar Porras Cardozo, “necesitamos vivir dentro de una historia que abarque el pasado y mire al futuro”. De ahí la necesidad de construir “un hogar con las historias de nuestros antepasados”
Por este motivo, decía el Arzobispo, “la historia de Mérida, de su religiosidad y de su gente está llena de ejemplos que, como Jesús ante la samaritana, nos impulsan a sacar a la luz la muchas situaciones en las que las divisiones y heridas han sido acogidas compasivamente, curadas gratuita y diligentemente, derramando sobre ellas el aceite de la contemplación y el vino de la ternura y la gratuidad”. Tan interesantes vivencias evidencian la capacidad de la Iglesia Católica para animar mayores esperanzas en el futuro. Es uno de los recursos más inmediato que pone de manifiesto el trabajo pastoral en aras de la fraternidad del país. Sin duda que lo demostrado por Mérida al mundo entero, bien confirma que está viva y activa, la Unidad de la Iglesia.
“Gobernar en democracia, no es fácil. Compromete no sólo conocimientos, sino también determinación, imaginación, comprensión y hasta corazón”. AJMonagas