A media semana: El “cisne negro” en Guyana que beneficia a Maduro

Por: Alex Vallenilla…

La semana anterior explicaba sobre las ventajas de Trump sobre Xi Jinping y Putin, en la crisis venezolana, en que destacaba como el presidente norteamericano tiene superioridad sobre los otros dos, ya que el proceso de reparto del botín venezolano lo tiene bajo su control hasta ahora EEUU.

Pero lo anterior ha dado un giro. En Guyana ha surgido un “cisne negro”. No es una casualidad que un barco de la Armada de Venezuela, en la fachada del Atlántico de Delta Amacuro, intercepta un buque de una empresa noruega que hacía estudios sísmicos para Exxon Mobil.

Hay que hacer un paréntesis, la prensa internacional titulaba que un barco venezolano había incursionado en aguas de Guyana, cuando la realidad es que se trata de la Zona en Reclamación, en la desembocadura del Orinoco, donde hay depósitos de hasta 5 mil millones de barriles de petróleo dulce, una de las claves de la crisis que atraviesa este país.

Al mismo tiempo en Guyana, el Parlamento destituía con una moción de no confianza al presidente David Granger, señalado de actos de corrupción y despilfarro de los recursos petroleros, la acción se da gracias a un voto del sector oficialista que se pasa al bando opositor, de línea de izquierda.

La guerra cibernética

Son dos eventos que van juntos y los autores son la inteligencia rusa. Aunque todavía muchos lo dudan o lo ignoran, la FSB está bien metida en Latinoamérica y su guerra es en las mentes de los ciudadanos, a través de las redes sociales, una nueva forma de invasión.

El modo de operaciones contra Granger es similar a lo que hicieron con Rajoy en España, con Martinelli en Panamá o con PPK en Perú. Es lo mismo. A través de la guerra cibernética y el “hackeo “ de datos, los rusos logran la data sobre los hechos de corrupción y luego son filtrados para que se actúe en los sistemas judiciales, o como ocurrió en Guyana, en el Parlamento.

La caída de Granger es la respuesta de China y Rusia a EEUU, sobre lo que se negocia en Venezuela. Como lo señalaba en un artículo anterior, los dos primeros dependen de lo que la Asamblea Nacional (AN) apruebe para legalizar préstamos, créditos, entrega de concesiones, legalizar privatizaciones, mientras EEUU, hasta ahora da por sentado que está seguro en el Esequibo.

La presión internacional sobre el evento del 10 de enero, fecha en que Nicolás Maduro se juramentará como presidente para un nuevo período, ha motivado, en medio de una ola especulativa que movieran las piezas en Guyana, y de manera sorpresiva, EEUU pierde a su ficha principal en ese país, al tener que someterse a elecciones nuevas en 90 días.

El 10 de enero

China y Rusia, que avanzan con un proyecto de apoderarse de los recursos venezolanos, de las empresas básicas, del sector eléctrico, del sector telecomunicaciones, gas y petróleo, al mismo tiempo golpean a Exxon Mobil, y se acercan a aspirar también por morder una parte del gigantesco pastel que en el bloque Stabroek hay en petróleo.

La incursión en Guyana, por ahora es exitosa para los propósitos chino-rusos, porque logran ahora posponer el desenlace sobre las diferencias limítrofes de Venezuela con Guyana, la petrolera Exxon Mobil tendría que posponer su proceso de explotación, previsto para mediados de 2019, para cuando Granger estimaba que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), ya debía tener el fallo a favor del vecino país.

Pero eso tiene incidencia en la crisis interna, porque Maduro logrará también un respiro en el poder. Se juramentará ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), no ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), para que la comunidad internacional no pueda alegar que su juramento es del todo ilegal, ante la Asamblea Nacional (AN) no lo hará porque según el TSJ, está en desacato.

La jugada contra EEUU, en un terreno que ha dado por sentado como seguro, permite a los chino-rusos establecer presión a Washignton, de cara al juramento de Maduro. La estrategia del eje rojo se mantiene y es que no sólo seguirán moviendo todo lo posible por mantener a su delfín en Miraflores, sino de reconquistar la AN para con mayoría, para legalizar todo lo que las dos potencias han exigido sobre los recursos venezolanos.

Mientras tanto, en el sector opositor, un grupo que se identifica como radical, en una estrategia errada, contribuye al lento desmontaje de la AN,que sólo servirá para que China y Rusia, concreten su propósito.