Mérida, 01/03/2020. En un momento muy cercano y fraterno, el Cardenal Baltazar Porras compartió este fin de semana la eucaristía con los muchachos del Seminario Menor y con los seminaristas de las diferentes etapas de formación Propedéutico; Discipular (Filosofía) y Configurativa (Teología).
El pasado viernes celebró la eucaristía con los jóvenes del Seminario Menor en la Parroquia San José Obrero, donde funciona esta casa de estudios.
La noche de este domingo 01 de marzo, el Cardenal Baltazar Enrique Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida, celebró una eucaristía, en la Capilla de la Resurrección del Seminario San Buenaventura, con la cual se marca del inicio al nuevo semestre del año académico en curso.
En la celebración el Cardenal resaltó la necesidad de formarse y prepararse mejor para adentrarse a los nuevos tiempos, respondiendo un poco a los deseos del Papa en este tiempo de Cuaresma en relación a la conversión, de que “todos tenemos esa necesidad de conversión, en un sentido profundo, pues todos tenemos cosas que cambiar, y que solo en la medida que vayamos al encuentro del prójimo, que nos ayudemos los unos a los otros, en correspondencia con el prójimo para poder crecer”.
Destacó que en este tiempo de cuaresma debemos ahuyentar las ambiciones de poder que hacen tanto daño, en tal sentido hay una necesidad más que de poder, de servir, de ser servidores los unos de los otros, como Cristo también lo fue, y que el Seminario debe responder a eso, a una exigencia mayor, en la cual cada uno tiene que buscar esa correspondencia de ayuda mutua.
Luego habló que la necesidad de la conversión nos debe llevar a la fraternidad, el sentirnos hermanos y ayudarse los unos a los otros, que cada uno con sus distintos talentos puede ayudar al otro, y es la única forma de crear ese sentido profundo de sinodalidad, de cómo caminar juntos, pero entendiendo que cada uno tiene algo nuevo que aportar, con un sentido profundo de una iglesia renovada en ese proceso de conversión pastoral, pero más aún de ayudarnos los unos a los otros, y abrirse a entender el designio de amor, lo que Dios quiere de nosotros.
Estos encuentros se convierten en un momento de gracia para la iglesia merideña, pues esa cercanía del Pastor para con los jóvenes y formadores del Seminario los alienta a seguir adelante.
Al Finalizar, el Cardenal Porras animó al equipo formador a continuar con la obra y a los muchachos los invito a ser mucho más obedientes, a estar atentos a las disposiciones de los pastores por el bien del camino de la iglesia y sobre todo por la construcción, porque no es un terreno de que la iglesia es mía, la parroquia es mía, sino el sentido de estar al frente para ser servidores.
Prensa Arquimer