César Guillen Lamus: Siempre parece imposible hasta que se hace

Las Jornadas de Investigación “Reencuentro de Saberes”, en honor al Profesor Ismael Ortiz, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad de Los Andes, en el marco del 65 aniversario tuvo como invitado muy especial, el empresario merideño Cesar Guillén Lamus, quien contó sus experiencias como empresario merideño destacando que viene de una continuidad de trabajo de diferentes generaciones. “Soy una persona privilegiada de tener una familia, formado en un hogar con valores y principios y muchos ejemplos de vida, lo que me ayudó a programar qué haría en el futuro”, exclamó con orgullo el empresario.

Guillén Lamus resaltó las oportunidades que tiene Venezuela, advirtiendo que si bien es cierto está sumida en dificultades, no es la primera vez que padece una crisis, porque ya se han vivido otras coyunturas políticas y económicas, nacionales y también circunstancias internacionales.

Motivó a los nuevos y jóvenes  profesionales presentes en las jornadas, también a los que están culminando su proceso de formación, tanto en pregrado como en postgrado, con la frase “siempre parece imposible hasta que se hace”, invitándolos a ver un horizonte de una Venezuela donde es posible cumplir con sus sueños, con trabajo y formación académica, y ejecutando todos los planes propuestos.

Recordó y compartió con la audiencia unas palabras pronunciadas por el cardenal  Baltazar Porras “esta no es la primera crisis, ni será la última”, palabras que lo llevaron a reflexionar hacia el futuro.

Recordó a su abuelo Ramón Lamus, hombre merideño, comerciante, de una familia humilde y de 12 hermanos, al cual también le tocó vivir una crisis hace casi un siglo atrás, la crisis económica mundial aquel martes negro con la caída de la bolsa de Nueva York. Su abuelo sin formación técnica, ni hablar idiomas extranjeros, pero con gran actitud, tomó la decisión de continuar en el comercio a pesar de la crisis y las adversidades nacionales e internacionales que se vivió en ese momento.

Llegó a ser uno de los grandes exportadores de café de la región andina hacia Europa, sin embargo, con la crisis perdió totalmente su capital, quedando en la quiebra. Esta experiencia en vez de derrotarlo, le dio el impulso de continuar y con una actitud de ir hacia delante. Fue la mejor herencia que le dejó a la familia, dijo el empresario.

Prosiguió, que el abuelo cambió del café y se fue a la elaboración de pan casero, y que tiempo después fue uno de los pioneros de industrializar la producción del pan. Basado en esta experiencia Guillén Lamus afirmó que con trabajo se puede superar los momentos de crisis y dificultad.

Este motivador empresario contó también que su madre junto con su padre comenzó un emprendimiento que hoy día es un grupo de empresas donde han trabajado y espera que sus hijos le den continuidad, destacando que las dificultades traen oportunidades, y las oportunidades a su vez, traen nuevas aventuras.

Dijo que estas reflexiones sirven para pensar en el pasado, ver el presente, saber que sí se puede tener futuro, que lo importante es soñar, querer y hacer. Así que invitó a soñar y cuando ya esté definido qué se quiere ser, empezar a emprender, pero enamorándose de lo que se quiere hacer y comenzar a hacerlo, porque eso lo va a obligar a esforzarse, siempre teniendo claro para dónde van, y con formación profesional.

Guillén Lamus resaltó que la FACES es una de las facultades de la Universidad de Los Andes que a pesar de tanta dificultad está activa, graduando a sus estudiantes en el tiempo establecido, por eso pidió a los profesores que no dejen de trabajar, ni dejen de producir información confiable, ya que los empresarios no cuentan con estadísticas y dependen en gran proporción de los académicos para tomar decisiones.

A su juicio, el rol del empresario en la sociedad venezolana es proyectar un nuevo modelo económico, manifiesta que “podemos quedarnos en Venezuela, pero debemos cambiar el modelo nosotros mismos, que no sea los políticos, sino los demás actores de la sociedad, profesores universitarios, empresarios, etc”.

También durante su participación motivadora en estas jornadas de investigación, Guillén Lamus recordó otras anécdotas, que con tan solo 22 años de edad fue directivo del equipo de estudiantes de Mérida, dónde también requirió de análisis, estudios, investigaciones, para poder cambiar la dirección del equipo, y así viendo y analizando el comportamiento de diferentes actividades, acciones y reacciones humanas comprendió cómo trabajar en medio de limitaciones de recursos económicos, y otras carencias.

Finalizó su esperanzadora participación advirtiendo que las empresas necesitan de los que estudian, de investigadores y de gente con buena actitud.

Redacción C.C.A.V.

20-10-2023