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jueves, junio 19, 2025

Con fe, y esperanza el personal del Iahula recibió la visita de José Gregorio Hernández

Si hay algo que supera con creces la angustia y la aflicción que padecemos los venezolanos todos los días, es, sin duda alguna, la fe en que hay fuerzas superiores a lo que es humano que pueden lograr las transformaciones positiva que nuestro país requiere con urgencia. Los milagros sí existen.

Este domingo 26 de julio, por la mañana, cuando el sol brillaba y el ambiente tenía un cariz entre dulce y amargo, una vez más el incansable Monseñor Luis Enrique Rojas, Obispo Auxiliar de Mérida, acompañado por la figura que personifica al venerable José Gregorio Hernández y junto a otros representantes, tanto de nuestra iglesia como del profesorado universitario y vecinos que se fueron congregando para participar y presenciar un acto lleno de simbolismo con una inmensa connotación: todos unidos en la fe, bajo el mismo cielo y con las mismas inquietudes y oraciones. Con las esperanzas puestas en que la pandemia por coronavirus cese, y en que nuestro país vuelva a ser libre, próspero, con salud y calidad de vida para todos los venezolanos sin distingos de ninguna clase.

Las imágenes captadas por Leo León son más que elocuentes. El personal que labora en nuestro principal centro de salud, dejó por un momento sus actividades, para recibir la bendición que Monseñor Kike, impartía. Con sus tapabocas y uniformes de rigor, puestos; algunos de rodillas, otros con sus manos unidas en oración. Lágrimas de emoción en sus ojos cansados de tanto trabajar, allí estaban: médicos, enfermeras, camareras, camilleros, en fin todos esos héroes y heroínas anónimos, cuya actitud valiente y solidaria durante esta pandemia ha sido ejemplo de consagración a la sublime misión de amparar a su prójimo, aun a costa de su propia salud o bienestar.

De igual manera, muchos pacientes, y sus familiares, se fueron acercando en actitud fervorosa a escuchar las palabras de aliento y reconocimiento que el Padre Kike, visiblemente emocionado y comprometido con esta gente maravillosa, expresó: “Las bendiciones para todos ustedes, pacientes y familiares. No están solos, ni mucho menos , se sientan abandonados. Estamos luchando por esa salud integral que necesitamos todos los venezolanos. Qué el Señor y María Santísima los protejan de todo mal ¡Vamos a cuidarnos y a cuidar a los demás!

La visita del doctor.

No faltaron aplausos, música, sonrisas, fraternidad y plegarias silenciosas porque todos los allí presentes sentían en lo más profundo de sus corazones, paz, esperanzas, y renovadas fuerzas para enfrentar la adversidad.

Los valores religiosos se afianzan en la comprensión, el respeto, el amor al prójimo. En una palabra, los valores que exhiben los que se enfrentan a una terrible pandemia, más con voluntad y vocación que con herramientas apropiadas para la batalla contra el COVID-19.

Una imagen religiosa, en este caso, la del Doctor José Gregorio Hernández, -complemento indispensable – en nuestros espacios sagrados – nos permite, a los creyentes, una percepción constante y colectiva, de protección, especialmente por lo que representa para los venezolanos el médico de los pobres, abnegado, bondadoso, milagroso y quien siempre trabajó denodadamente por dar lo mejor de si a los más necesitados. Por ese motivo, llevarlo a un hospital centinela, con su mascarilla puesta, como es debido, y portando el tricolor nacional, fue una excelente idea, y causó en la mayoría de los asistentes , una gratísima impresión y un mensaje más de espiritualidad cristiana y fe.

Estamos unidos por lazos, difíciles de romper : La fe en Dios, en la intersección de nuestros santos, en el acompañamiento de los pastores de nuestra Iglesia católica, en la capacidad de nuestros profesionales y en sus posibilidades de triunfar ante la enfermedad,   quedó demostrada una vez más este domingo en los espacios abiertos del Hospital Universitario de Los Andes.

Las circunstancias tan abrumadoras por las que estamos atravesando, lejos de acobardarnos nos han hecho renovar nuestra fe y pese a las duras pruebas que tenemos que soportar cotidianamente sacamos el valor suficiente para no decaer, y si como es lógico y humano, un día sentimos que ya no podemos más, algo dentro de cada uno de nosotros nos dice: ¡Adelante, vendrán mejores tiempos! y como los venezolanos estamos imbuidos de fe cristiana rezaremos quedamente, al comienzo de cada mañana o cuando sintamos que nuestras fuerza flaquean , el salmo 23 :…”El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre. Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo…” O como oraba Santa Teresa de Jesús “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.”

Sigamos con fe, devoción y esperanza. Sigamos apoyando a nuestro insigne personal de salud. Una sonrisa, un Dios le pague, compartir un pastelito o un jugo, y sobre todo decirles muchas gracias por cuidar de nosotros.

¡Arriba corazones!

Fotos: Leo León

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