Don Benito Moreno León, el Maestro de Maestros

Recién el 21 de marzo celebrábamos el cumpleaños 96 de Don Benito, su familia andina se reunía en el Grupo Andino de Rescate para tal ocasión, eran solo cuatro años más para llegar al siglo de vida, pero su cuerpo ya estaba cansado de tantos kilómetros recorridos.

Este insigne venezolano, con una lucidez y energías increíbles, nació en 1925 por los predios de La Mucuy en el estado Mérida.  Nos comentaba durante la celebración de su cumpleaños: “Eran tiempos de Gómez y el país estaba muy atrasado, una época donde llegar a la Capital podía tardar más de 3 días… el primer día se llegaba a Valera y el segundo a Carora, si los pasos de los ríos estaban buenos se llegaba a Caracas, sino había que esperar”. 

Para la época, salir de los Andes a estudiar en la Capital de la República, era un verdadero privilegio. Y es así como Benito Moreno a sus trece años de edad, es seleccionado por los hermanos Sallistas para formarse como docente durante cinco años en la sede de los Dos Caminos en Caracas, donde también aprende a hablar francés y sale egresado como laico de La Salle.

Ya graduado ejerce como profesor en Barquisimeto y San Cristóbal hasta sus 33 años. Posteriormente estando en Maracaibo, el presidente francés del momento Charles de Gaulle a quien conoce personalmente -nos cuenta-   le otorga una beca por dos años para continuar sus estudios en Francia, donde permanece por espacio de dos años. Y luego viaja a Holanda para hacerse cargo de la logística alimentaria en un barco obsequiado por los obispos alemanes a los hermanos de la Salle, que zarpa rumbo a Venezuela, hasta llegar después de muchos días a la Isla de Margarita, donde contrae matrimonio con Dulce Rodríguez de Moreno, y nacen también sus dos primeros hijos.

Instalado en Venezuela, fue fundador con muy escasos recursos del Liceo Agropecuario Luis Tovar de San Carlos en el estado Cojedes, donde prácticamente fueron héroes, pues daban clases en los galpones de Instituto Agrario Nacional en condiciones precarias, apoyado por Elba su hermana quien hacia el papel de secretaria. A su regreso a Mérida se convierte en subdirector del Liceo Dr. Armando González Puccini    y a su vez en pilar fundamental de los “Centros de Ciencias” del país, considerados como una de las acciones más importantes que marcaron su vida como solía decir, pues fueron la cuna desde donde germinaron los primeros científicos venezolanos, entre ellos el Dr. Carlos Camacho, quien reconoce en sus escritos el trabajo formador del profesor Benito. 

Su familia ya contaba con cinco hijos, mas todos los estudiantes que la vida había puesto en su camino de maestro.  Se dedicó además a la fotografía de retratos de grados de bachillerato de varios liceos, imágenes que seguramente estarán en muchos hogares de Venezuela, actividad que recuerda con especial cariño

Fueron más de 50 años dedicados a la docencia de generaciones de venezolanos, formados con ética en ciencias y libertad.  Su buen sentido del humor, el cariño y la pasión que siempre brindó a todas las actividades que ejercía, así como su amor por la vida, hacen de su trayectoria un recuerdo perdurable y un ejemplo para quienes le conocieron.

“No muere el que se va en lo que le apasionaba hacer, solo vive y se queda entre los que nos apasiona hacer lo que él hacía”, escribió Williams Sarmiento coordinador de instrucción del Grupo Andino de Rescate, quien compartió en sus últimos días entre otras cosas, las partidas de dominó.  

Este es un hasta luego a este padre, abuelo, laico, profesional, venezolano ejemplar y miembro número 291 del Grupo Andino de Rescate.

Danitza Suárez Salas

Prensa Grupo Andino de Rescate

Mérida-Venezuela–07-04-2021