Por Andrés E. Mora M…
Estamos a menos de mes y medio, 41 días exactamente, de la inauguración de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Sin embargo, estando a tan sólo «un abrir y cerrar de ojos» del inicio del magno evento del deporte mundial aún persisten, con intensidad inusitada, las pesadillas que han perturbado de manera recurrente el sueño olímpico desde el año pasado, cuando la primera pandemia del tercer milenio se hizo presente sobre la faz de la Tierra.
Por supuesto, todos los países, en mayor o menor medida, se han visto afectado por los embates del coronavirus. Empero, por razones de espacio, nos referiremos solamente a dos de ellos: Japón y Venezuela. El primero, por tratarse del anfitrión de los que serán, por efecto colateral de la pandemia, los JJ.OO. más costosos de la historia. El segundo, por las complicaciones que significa el hecho de que al temible «virus chino» haya que sumársele la aterradora «Peste roja-rojita». Veamos, entonces.
Días antes que el Comité Olímpico Internacional decidiera a finales de marzo 2020 aplazar por un año Tokio 2020, Thomas Bach, su presidente, confirmó que todos los patrocinadores globales conservarían sus derechos para el evento. «Nos hemos puesto en contacto con todos los patrocinadores y lo que podemos ver es que tenemos su pleno apoyo. Estos juegos se llaman Juegos Olímpicos de Tokio 2020, por lo tanto, para mí es una consecuencia lógica que conserven sus derechos si estos juegos se organizan en el 2021”, habría expresado el mandamás del COI dejando claramente establecido el sólido vínculo entre la organización que preside y las empresas multinacionales patrocinantes.
En cuanto al patrocinio nacional, los JJ.OO. Tokio 2020 han generado tres veces más que en los juegos de verano anteriores, lo que significa ingresos record. El jefe de la Comisión de Coordinación del COI para Tokio, John Coates, dijo en aquel entonces, marzo 2020, que los acuerdos de patrocinio locales eran de hasta 62 compañías para los tres niveles de acuerdos de patrocinio. “Esto equivale a ingresos que exceden 3, 000 millones de dólares provenientes de asociaciones nacionales», declararía Coates.
“Los japoneses están absolutamente apasionados por los Juegos Olímpicos, por lo que la comunidad empresarial conoce los valores del deporte y han estado muy interesados en ayudar y apoyar a Tokio 2020”, habría declarado a SportsPro Masa Takaya, portavoz de Tokio 2020, quien dijo que el éxito del programa de marketing de los juegos podría atribuirse a la fuerza del entusiasmo de la población.
No obstante, el apoyo de la población a los juegos ha disminuido drásticamente en los últimos meses, ubicándose actualmente en menos del 20%, como consecuencia de la Covid-19 y el atraso del gobierno en la implementación del plan de vacunación. Además, “El periódico ‘Asahi Shimbun’, importante medio de comunicación japonés y patrocinador oficial de los Juegos, ha pedido la cancelación de la cita olímpica porque advierte que representa una amenaza para la salud pública”, reseñaría Marca a finales de mayo. Pero por si eso fuera poco, un diario británico publicó que “algunos importantes patrocinadores de los Juegos, que han invertido miles de millones de dólares en su patrocinio, están pidiendo que la competición internacional se posponga durante varios meses para posibilitar que asistan más espectadores”, esto supondría, de ser cierto, la finalización de la luna de miel Tokio 2020 – patrocinadores.
“Tokio 2020 no comienza, hasta que empieza”, habría soltado sin pensarlo dos veces el ocurrente Yogui Berra, de estar vivo, para describir la incertidumbre que rodean estos Juegos Olímpicos.
En donde incertidumbre ¡No hay! Porque su comportamiento ya no sorprende a nadie, es en la Venezuela del nuevo milenio… esa a la que deberíamos referirnos como la del «nuevo millonario», y a la enfermera de Chávez, al “tuerto” Andrade, a Rafael Ramírez, etc., etc., etc., nos remitimos…
Esa que creó, «con bombos y platillos», en 2011 el “Fondo Nacional para el Desarrollo del Deporte, la Actividad Física y la Educación Física” para utilizarlo «dizque» “en el financiamiento de planes, proyectos y programas de desarrollo y fomento de la actividad física y el deporte, así como para el patrocinio del deporte, la atención integral y seguridad social de los y las atletas”, según lo establece el art. 68 de la “Ley del Deporte, la Actividad Física y la Educación Física”.
Esa en la que el individuo que usurpa la Presidencia de la República anunció en reiteradas ocasiones, a partir de 2015, la autorización de recursos financieros para la remodelación de las pistas de atletismo del “Pachencho” Romero, en Maracaibo, y del Brígido Iriarte en El Paraíso, Caracas…
Esa que a pesar de la creación del fulano Fondo y de la autorización de los mencionados recursos no ha contado en los dos últimos ciclos olímpicos, desde hace por lo menos 8 años, con una pista de atletismo en buenas condiciones en la que, sin temor a lesionarse, puedan entrenar nuestros atletas de pista y campo de alta competencia…
Esa que no entiende de planificación y somete a 48 largas horas de tortura a tres miembros de nuestra selección nacional de karate – Claudimar Garcés, Freddy Valera y Andrés Madera – para abordar un avión que los trasladen a París para participar en el clasificatorio a Tokio 2020. Andrés Madera, después de más de 15 horas de tránsito, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Paris – Charles de Gaulle el jueves 10 de junio para salir corriendo a la ceremonia del pesaje…
Esa que entre 2017 y 2018 hizo que se dieran, al menos, 12 forfait en categorías mundiales, selecciones adultas e inclusive clasificatorias de diferentes disciplinas…
Esa que cuya desidia es responsable de los 614 fallecidos del personal de salud con criterios Covid-19 hasta el 10 de junio, que no le interesa diseñar un plan de vacunación organizado y accesible a toda la población, que no paga las vacunas del mecanismo COVAX, pero gasta en material bélico iraní…
Esa que se ha convertido en una pesadilla para la humanidad…
Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo
aemora@gmail.com, @amoramarquez
12-06-2021
