Por: Germán Rodríguez…
Luce contradictorio que un régimen, que ha calificado a los actores financieros internacionales como inmorales e insaciables, que buscan lesionar la soberanía de los pueblos, cancele con la rigurosidad del caso las obligaciones derivadas de deuda soberana y bonos de PDVSA a su vencimiento; pareciera que la bravuconada no pasa de ser comentarios ligeros, la realidad es que el régimen le teme a las repercusiones derivadas de un diferimiento de pagos. Por otra parte los recursos públicos saqueados por la unión cívico militar, están refugiados en inversiones de deuda del país, en consecuencia cuidan su portafolio asegurando recibir el retorno de las mismas, lavando el botín.
Todo indica que esta semana que comienza el gobierno cancele capital e interese de bonos de PDVSA por la cantidad de 2.200 millones de dólares. A pesar de este hecho los riesgos de insolvencia o default siguen presentes en el año 2017, no dudo de la intención y disposición de la dictadura de pagar religiosamente sus obligaciones contraídas con los mercados de valores globales, sin embargo esto dependerá de la disponibilidad de recursos financieros para hacerle frente. Se han instrumentado operaciones financieras con la finalidad de buscar divisas de forma desesperada, generando para el país daños patrimoniales exagerados. No existe una planificación financiera que permita la consecución de recursos en términos y condiciones favorables, todo obedece a una total improvisación. Comenzaron con la venta de las inversiones de PDVSA en el extranjero, luego la entrega de los bloques de la faja del Orinoco, hasta la constitución de empresas mixtas tanto en el sector petrolero como minero, todas estas operaciones se realizaron en procesos oscuros, poco transparentes y bajo una nula auditoria institucional y ciudadana. Obviamente estos procedimientos dejaron beneficios substanciales para los gestores.
Es menos traumático para la salud del poder enquistado, no cancelarles a los proveedores estatales, a las empresas trasnacionales por repatriación de dividendos, a las empresas aéreas, en otras palabras, las deudas comerciales, que no pagar a los mercados de valores internacionales; no importa que el pueblo tenga que hacer colas para adquirir los bienes de la cesta básica y medicamentos, y que estemos en una situación de crisis humanitaria.
Luego del despilfarro de divisas ejercitado por la elite revolucionaria, la carga debemos de asumirla los venezolanos con restricciones para viaje, las universidades con prohibiciones de bases de datos y reactivos para laboratorios, ausencia de importaciones necesarias para la industria, empresas y microempresas de todos los segmentos, y en general para todas las importaciones que no sean canalizadas a través de aparato público; mecanismo que incorpora ineficiencia y corruptelas de todo tipo en la gestión de las divisas subsidiadas, bajo el control de CENCOEX. Todo esto tiene repercusiones severas en la escasez y el desabastecimiento presente en la actualidad, salpicado a todos los sectores de la economía. La destrucción del aparato nacional privado, favoreciendo a las importaciones no fue inocente, es la consecuencia de una política sistemática de acumular capital de una casta en su mayoría vinculada con el estamento militar, quienes manejaron las asignaciones de las divisas sin controles institucionales.
En este momento de precios de crudo que afectan los fondos en dólares, la dictadura prioriza las deudas con los mercados internacionales, contraídas supuestamente para el desarrollo de país y el incremento de capacidades de nuestra industria petrolera, cuyos resultado no pueden observarse. La estructura general del país sigue estando en condiciones precarias, hospitales sin insumos, sistema eléctrico absolutamente vulnerable, vías de comunicación deterioradas, infraestructura educativa abatida, la inseguridad dominando, parques industriales y empresas básicas convertidas en chatarra fabril y los más grave, nuestra industria nacional PDVSA: acumulando continuos accidentes industriales, perdida de su capacidad de extracción, producción y refinación, estructura financiera ahogada derivada de compromisos que no mejoraron su capacidad competitiva; en consecuencia las deudas contraídas en los mercados de valores internacionales fueron dilapidadas, y ahora que llega su vencimiento el régimen somete al pueblo a necesidades para mantener una supuesta credibilidad crediticia internacional.
Se utilizaron recursos financieros para la construcción de una nueva geopolítica internacional, provenientes de recursos “petroleros y deudas”, que permitieron la integración de nuevos bloques, en los cuales Venezuela utilizo el petróleo como factor clave para el desarrollo económico, político y social de las naciones; no dudo de las buenas intenciones expresadas en la solidaridad venezolana, pero es inaceptable que la misma se halla edificado sobre el sacrificio y necesidades de los venezolanos. No es justo que una nación rica, tenga a su población en condiciones de miseria, mientras que un gobierno irresponsable cuida con sumo cuidado su reputación financiera internacional, condenado al pueblo a un quiebra interna.
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