Por: Ramsés Uribe…
A pesar de la harta conocida situación del país debemos recordar que no es la primera vez que tenemos serios problemas en la historia de Venezuela. Por supuesto que hay que continuar exigiendo pacíficamente el restablecimiento de la democracia tan denigrada hasta el límite.
Siempre es necesario como refrescante retomar nuestros valores guardados por allá en el rincón de los cachivaches del inconsciente colectivo para intentar no sólo entender un poco esta cruda realidad sino para buscar reencontrarnos con nosotros mismos como venezolanos y quizás para inspirarnos en nuestros predecesores con su sabiduría criolla de la que falta beber copiosamente como elíxir de salud política y existencial.
Lo cierto es que en Latinoamérica se ha venido perdiendo la conciencia histórica y cultural como pueblo. Algunos pensadores de nuestra América se preocuparon por reivindicar nuestras raíces y contribuir con la emancipación del pueblo siempre luchador y sufriente del continente. Paulo Freire, pensador brasileño, con su Pedagogía de la liberación como del oprimido, plantea una renovación social y crítica de la gente latinoamericana para su emancipación de las cadenas de la ignorancia y la servidumbre.
La oleada emancipatoria también llegó a Venezuela para los años 70 del siglo XX y a estas alturas en la posmodernidad del siglo XXI, prácticamente no sólo se olvidó sino se abandonó toda idea liberadora del pueblo. SI bien hubo una alerta a los políticos en 1989 con el caracazo, a partir de 1992 y luego desde 1999 hasta este 2017, la tesis de la liberación fue tergiversada vilmente. No puede considerarse exitosa la pésima gestión dizque socialista de estos 18 años porque el descalabro que se vive hoy da cuenta de una nefasta etapa de la historia contemporánea. Página tormentosa que todos quieren pasar de largo. La identidad del venezolano se está diluyendo en el transcurrir del tiempo presente siempre tan movido. Cada día ocurren infinidad de hechos en la política y en la sociedad en la mejor y mayor variopinta secuencia histórica del realismo mágico y ahora, telúrico desencajante como pocas veces ocurría en el pasado. Sin embargo hay un grueso importante de la población que se niega a dejar partir el autobús de la idiosincrasia popular tan característica que poseemos todavía.
Para ello hoy conviene sobremanera apropiarnos introspectivamente del pensamiento primordial de gran quilataje del no tan recordado don Mariano Picón Salas, excepto, casi exclusivamente en el ámbito literario y de la cultura venezolana pero pocas veces homenajeado en su aportación a los temas de lo político y social.
Mariano Picón Salas, aquel intelectual de grandes lentes y su presencia elegante de la época, eminente merideño de pura cepa andina, se destacó en nuestra república y en otros países llevando un mensaje esperanzador de fe respecto a nuestro común destino histórico de toda la América. Esto lo acometió con sus obras, conferencias y labor de embajador y de destacado profesor universitario. Gran escritor y políglota, cumple una labor supermeritoria que la llevó a cabo con una proyección a todo el continente muy por encima del chauvinismo y la llamada cuadratura regionalista.
En su ensayo fundamental, “ Comprensión de Venezuela” de 1949, nuestro autor describe magistralmente y con calidad literaria, pues lo dramático y negativo socialmente no tiene por qué expresarse chabacanamente, sino con un lenguaje literario hermoso, de mucha altura, como corresponde a un grande de las letras venezolanas, un diagnóstico fulminante del problema venezolano. En resumen: La pobre identidad nacional del venezolano con su falta de ideales y la pésima educación, la improvisación y superficialidad con soluciones caprichosas y descoyuntadas es lo que se ofrece para la problemática del país no sólo de ayer sino en la modernidad. Sus palabras están más que vigentes hoy.
Así como nos representó incluso hoy día tan dignamente Don Mariano en el exterior, en la actualidad los venezolanos de la triste diáspora que protagonizan, están dando lo mejor de sí para enaltecer nuestro país a pesar de las humillaciones y penurias que sufren en esos países.
En esta etapa complicada y extremadamente difícil del país, es más que necesario como ideal, retomar nuestros valores eternos como venezolanos productivos y buenos ciudadanos, con la antorcha de la fe en Dios que ilumina el duro trajinar republicano dentro y fuera de nuestra nación, enarbolando el mensaje emancipador de Picón Salas, mejorarnos a nosotros mismos para desarrollar nuestro hermoso territorio patrio.
Ramsés Uribe, profesor NUVM de la ULA.
Correo: ramaseum@yahoo.com
Twitter: @ramthalneo