Hablemos de condominio: la tragedia del Valle Mocotíes

El pasado 23 de agosto los andinos habitantes de los municipios al sur del estado Mérida, especialmente aldeas de los Pueblos del Sur y de la población de Tovar y Zea vivieron nuevamente la fuerza de la naturaleza, al ser víctimas de lluvias torrenciales que provocaron numerosos deslizamientos e inundaciones que afectaron más de 1200 viviendas y unos 70 km de la vialidad de la troncal 003 de la carretera trasandina. 

Este evento ha sido noticia en los medios nacionales e internacionales, la ayuda de todos los habitantes del estado Mérida se ha desbordado. No podíamos dejar de mencionar la solidaridad del venezolano, que no se hace esperar ante eventos catastróficos como este, pero es necesario el orden.

¿Cómo traemos esta situación a los condominios?

Lo sucedido en el Valle del Mocoties tiene una estrecha relación con el comportamiento humano. En las últimas décadas, la manera como hemos gestionado el desarrollo de urbanismos, la protección de cuencas hidrográficas y la conservación del entorno natural ha sido voraz. Mérida, se caracterizó por ser un estado ambientalmente amigable, con numerosos ciudadanos y gobernantes que velaban por la conservación de los recursos naturales, con recursos legales para el control de los abusos, pero eso ha cambiado.  La construcción de edificios y casas en zonas de evidente riesgo, la desforestación indiscriminada, el uso de suelos y la violación permanente de normas ambientales establecidas para la protección del recurso hídrico y la vida de las personas es el común denominador.

En la prevención está la clave, para que sucesos como estos no se repitan. En el control permanente por parte del Estado de los desarrollos urbanísticos regulares e irregulares, pero este, es incluso el primer violador de las normas y es justamente quién está en la obligación de hacer cumplir la ley. Los ciudadanos deben velar por su propia seguridad, respetando las leyes ambientales y evitando convertirse en un blanco vulnerable ante posibles catástrofes.

Debemos tener un plan comunitario

Si bien vivimos en un espacio dinámico, donde por efectos del clima, la morfología del espacio físico y otras variables ambientales nos ponen en riesgo, es necesaria la organización de la comunidad.    En Tovar, Zea, Quirora, Río Negro (por nombrar algunos de los lugares afectados) la atención primaria fue realizada por los vecinos. Fueron ellos quienes en medio de la oscuridad y la lluvia rescataron a sus propios familiares y vecinos de los escombros y el barro. 

Tomando esta experiencia, es necesario revisar el sitio donde habitamos, respondernos preguntas importantes para hacer un diagnóstico previo:

¿Existe alguna amenaza en mi urbanización o edificio?

¿Somos vulnerables donde vivimos?

¿Cuáles son los riesgos del lugar?

¿Podemos mejorar la situación para evitar correr peligro?

¿En caso de una situación de emergencia, conocemos a los vecinos y quienes están capacitados para atender este tipo de situaciones? (Hay médicos, enfermeras, bomberos, rescatistas, personas que conozcan de primeros auxilios, por ejemplo)

¿Tenemos lámparas de emergencia, extintores de incendios y otros equipos de seguridad?  ¿Están al día y funcionan correctamente?

¿Conocemos las rutas de escape?  ¿Tenemos un sitio de reunión seguro para todos en las áreas comunes de la urbanización o edificio?

¿Sabe cada familia que hacer en caso de una inundación, sismo, incendio o cualquier otra eventualidad?

¿Tienes un plan familiar?

Si la respuesta es no.  Es hora de activarse en un plan comunitario y tenerlo siempre presente porque es la vida la que se encuentra en juego ante estas situaciones. Lo material siempre podremos recuperarlo.

Danitza Suarez Salas

@elkminteligente

05-09-2021