Desde hace tres años se ha denunciado públicamente la grave situación. En 2020 el canal Globovisión se hizo eco del peligro contra la memoria cultural del país. La importante colección de la Biblioteca Febres Cordero, en Mérida, corre riesgo de desaparecer por las filtraciones de los techos de su depósito. Un material que comprende entre otros: documentos de la época colonial y republicana, prensa del siglo XIX de las distintas regiones de Venezuela, hojas sueltas y folletería de los siglos XIX y XX, y bibliografía contemporánea producto de las obligaciones de la Ley de Depósito Legal.
Patrimonio cultural del pueblo venezolano, así declarado en legislaciones regionales y nacionales, que sin embargo se apila en el deposito buscando lugares donde no caiga el agua de lluvia ante la falta de respuestas prontas y eficientes de los órganos que deben velar por el mantenimiento en el tiempo de ese bien, que no pertenece a bando o partido alguno, sino a un país que no puede darse el lujo de seguir perdiendo los registros de su largo proceso histórico. Se necesita de urgencia la impermeabilización.
El ministro Ernesto Villegas y el Director General de Biblioteca Nacional, Ignacio Barreto, conocen del problema. La Biblioteca Febres Cordero es una sección especial de Biblioteca Nacional de Venezuela, por lo tanto es una dependencia del Ministerio de Cultura. Es a este ente a quien toca promover las acciones por la conservación y mantenimiento de una colección única en el país. Insistimos: de importancia no solo para la región andina, sino para todos los venezolanos, pues la misma contiene materiales provenientes de los cuatro puntos cardinales de Venezuela, recopilados por Don Tulio Febres Cordero y sus descendientes. Sería ignorancia y estupidez si se pensara que la colección Febres Cordero representa solo los intereses de una élite, como algunos personeros han manifestado.
La Biblioteca Febres Cordero es un legado amenazado por el agua que cae desde los techos y cuya situación ha sido expuesta por diversas vías no solo a los directivos del Ministerio de Cultura y de Biblioteca Nacional, sino también al Gobernador Jehyson Guzmán y al Alcalde del Municipio Libertador Jesús Araque, quienes recientemente han inaugurado espacios como un Centro de Historia del Estado Mérida y un Congreso de Historia y Tradición, mientras este importante órgano de investigación y cultura sufre daños de consideración por la humedad reinante.
Frente a la destacada campaña de ornato de la ciudad de Mérida, fiestas decembrinas en octubre, declaraciones altisonantes a los historiadores de la Universidad de Los Andes -algunos de ellos comprometidos en la creación del Centro de Historia de Mérida- para rescatar la hegemonía de Mérida sobre el sur del Lago de Maracaibo -signos de parroquialismo y futilidad- documentos de la historia local, regional y nacional son resguardados con potes y tobos de la caída de la lluvia.
Desde el mes de mayo la colección de la Biblioteca Febres ha sido embalada ante noticias de pronta intervención de los entes del Estado; 12 comisiones de concejales o diputados han supervisado la situación a lo largo de este 2022. Ofrecimientos y más ofrecimientos sin que nada se haga efectivo. Cada día pende más la espada de la destrucción sobre el legado.
Muchos archivos públicos y privados han desaparecido en los últimos años en Venezuela. Importantes repositorios sufrieron daños por la falta de intervenciones oportunas. Del Archivo Histórico de Miraflores al Archivo Histórico del Estado Falcón y al Archivo Histórico de Guayana. La progresiva pérdida de grandes cantidades de documentos atenta contra la memoria histórica nacional.
El llamado es a la coherencia, a la sensatez, a la sensibilidad de los gobernantes nacionales y regionales. La Biblioteca Febres Cordero de Mérida no puede desaparecer ante la indiferencia y desidia de aquellos obligados a conservarla y mantenerla para las nuevas generaciones.
Isaac Abraham López
5 de octubre de 2022