Por la calle real: La voz de la iglesia

Por: Fortunato González Cruz…

La Iglesia Católica ha hablado con contundencia y valentía, como en los tiempos en que su palabra guió la resistencia hacia la victoria del 23 de enero de 1958. La Exhortación de la Conferencia Episcopal Venezolana del pasado martes 12 de julio de 2016 es uno de los documentos más firmes frente a la degeneración del modelo constitucional democrático. Entre otras desgracias denuncia las siguientes: 1) Los venezolanos estamos atravesando por un momento crucial en los campos moral, económico, político y social. 2) El discurso belicista y agresivo de la dirigencia oficial hace cada día más difícil la vida. El acrecentamiento del poder militar es una amenaza a la tranquilidad y a la paz.3) El auge de la delincuencia y de la impunidad. 4) El Estado de Derecho se ha debilitado. Vivimos al arbitrio de las autoridades y de los funcionarios públicos, quienes tienden a convertirse en los censores de la vida, del pensamiento y de la actuación de los ciudadanos. 5) La democracia en Venezuela está resquebrajada. 6) La crisis moral es mayor que la crisis económica y política, porque afecta a toda la población en sus normas de comportamiento. La verdad cede su puesto a la mentira, la transparencia a la corrupción, el diálogo a la intolerancia y la convivencia a la anarquía.7) La raíz de los problemas está en la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor, rentista y centralizador que el Gobierno se empeña en mantener.

Luego de publicado el documento, el presidente Maduro entrega el mando civil a la Fuerza Armada lo que constituye una ruptura del orden establecido en la Constitución. Zapatero pierde su ya sospechosa imparcialidad y se coloca sin careta del lado oficialista al decir que poco importa el ejercicio del derecho constitucional al referendo revocatorio con lo que se clausura esa posibilidad de diálogo. Ahora, apenas a tiempo y con el agua al cuello, apela a El Vaticano.

El proceso político venezolano continúa su deterioro y el gobierno insiste en sus políticas económicas, en más represión, más controles y en militarizar el país. La represión, el desabastecimiento y el caos se visten de verde oliva. Nadie es capaz de predecir cómo ni cuándo terminará esta tragedia. Quien tiene, o tenía, en sus manos la posibilidad de dar el golpe de timón, Nicolás Maduro, carece de la fuerza necesaria víctima de su propia incompetencia y de las víboras que ha amamantado con petrodólares.

Sólo si el CNE adelanta el revocatorio podría adelantarse la salida política pacífica. De lo contrario ¡que Dios nos proteja!